¿Sólo un 3%?

Que el precio de la vivienda apenas ceda un 3% en un año tan convulso en el que la compra-venta de casas se ha reducido a la mitad sólo tiene una explicación: que las entidades financieras no están ejecutando los compromisos hipotecarios adquiridos por las promotoras y que éstas, en un "nirvana" singularmente español, pueden seguir aguantando así durante varios meses.

No es posible que, mientras que en Estados Unidos o Reino Unido -los dos casos inmobiliarios más parecidos al español-, los precios ya hayan cedido hasta un 20%, como consecuencia de la paralización de la demanda, en España, incluso las viviendas nuevas hayan subido un 3,7% en el último año.

Que nadie se lleve a engaños. Si el mercado no es capaz de asimilar la nueva situación (menos demanda, y por tanto, precios más bajos a corto plazo), cuando la caída llegue, propiciada por que los bancos y cajas necesiten realmente el dinero prestado a las promotoras, será mucho peor. Y ahí está el ejemplo de Japón, donde llevan más de una década con un mercado inmobiliario cuyos precios no bajan, pero con una economía estancada flirteando con la temida recesión.