Arnaud Demes: «El hidrógeno verde puede contribuir a la lucha contra el cambio climático»

El gestor del fondo CPR Hydrogen defiende que el planeta va a requerir multiplicar el uso del hidrógeno verde, lo que constituye una oportunidad para los inversores

El especialista en inversiones temáticas de CPR AM (gestora del Grupo Amundi) y gestor del fondo CPR Hydrogen, Arnaud Demes, desgrana las oportunidades y riesgos de invertir en una energía clave para la transición energética: el hidrógeno verde.

¿Cómo ha cambiado su estrategia con la guerra de Ucrania?

La guerra es algo terrible pero, para nosotros, ha supuesto un punto de inflexión al crear mucho momentum para la temática. Hay dos tipos de hidrógeno: el verde y el que se produce con combustibles fósiles. Históricamente, el verde era mucho más costoso pero la guerra ha disparado los precios del gas y el petróleo de tal modo que el verde es ahora, transitoriamente, más competitivo que el gris. Eso crea mucho momentum para la temática. Además, está el impulso político para favorecer la independencia energética de Europa. Hace unas semanas estuvo aquí, en Madrid, Ursula Von der Layen —presidenta de la Comisión Europea— y dijo que España es, por supuesto, un país de energías renovables. Por ejemplo, hay proyectos para desarrollar hidrógeno en Cataluña.

Las acciones relacionadas con la transición energética se dispararon antes de 2021 pero, el año pasado, sufrieron un importante castigo. Gracias a los catalizadores que menciona, han recuperado bastante, ¿hay riesgo de burbuja?

El año pasado vivieron un año difícil y ahora estamos viendo mucha volatilidad. Cuando la Comisión Europea anunció el plan RePowerEU para poner fin a la dependencia de los combustibles fósiles rusos se dispararon un 10-20 por ciento, pese a la tendencia subyacente a la baja. Eso es algo que hay que vigilar, seleccionando las compañías más defensivas y con mejores ‘pipelines’ en el espacio. Pero hay que saber que, para 2030, se necesitará una capacidad de electrolizadores de 270 gigavatios para mantener el incremento de la temperatura global por debajo de los dos grados. Actualmente, estamos en 0,5 gigavatios. Eso es una locura, ir de 0,5 a 270. Se necesitan muchos desarrollos para ello.

Entonces, ¿las valoraciones son correctas en los niveles actuales?

Siguen siendo demasiado elevadas. Pero el crecimiento de los beneficios está siendo estelar. Es una cuestión de encontrar el crecimiento al precio adecuado. Hay que ser muy selectivo y vigilar la volatildad en estas temáticas. En todo caso, el universo es lo suficientemente diversificado (entre generación, distribución y almacenaje) para ir a nombres defensivos cuando viven condiciones difíciles de mercado como las actuales.

Las instituciones europeas debaten la posibilidad de realizar cambios en la taxonomía (el listado de actividades sostenibles) para incluir la nuclear dentro de las energías verdes, ¿contemplan invertir en ello si Bruselas abre la mano?

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Nosotros, en este momento, no tenemos una posición clara. Estamos observando el debate y aceptaremos lo que diga la taxonomía. De momento, hemos decidido mantener la nuclear fuera de nuestro universo invertible.

Hablando de su fondo, lanzaron la estrategia hace seis meses, ¿cómo está yendo?

Es un producto muy interesante para tener en una cartera global diversificada de cara al largo plazo. Es un portafolio concentrado, con un foco fuerte en industriales y ‘utilities’ que, en términos de ‘performance’, lo ha hecho muy bien desde el lanzamiento, al haber superado al MSCI World. Lo hemos logrado porque, con estas condiciones de mercado, hemos sido muy defensivos y cautos. En este momento, el enfoque defensivo tiene sentido porque hay muchos riesgos en el mercado: valoraciones elevadas, inflación, la Fed subiendo tipos, etc. El sol no brilla demasiado ahora mismo ahí fuera. Pero, cuando la volatilidad baje y haya mejores guías de las empresas del sector, cogeremos más riesgo.

Es un producto con un fuerte sesgo ISR (Inversión Socialmente Responsable), ¿cómo contribuye el hidrógeno a la transición energética?

Para frenar el cambio climático hay que reducir las emisiones de carbono en 40 gigatones al año. El problema es que en torno al 30 por ciento de la polución proviene de dos industrias que son difíciles de electrificar: el transporte pesado y las industrias pesadas. Pero si queremos tomarnos en serio el objetivo de cero emisiones netas en el año 2050 habrá que descarbonizar las industrias del acero, del cemento, del transporte marítimo, etc. Para lograrlo, hay dos vías posibles: los biocombustibles, por un lado, y el hidrógeno verde, por el otro. El hidrógeno es una opción cuando tienes exceso de capacidad con los biocombustibles y puedes producir hidrógeno verde a un precio competitivo. El rol del hidrógeno es alimentar industrias muy difíciles de descarbonizar con la solar, la eólica, etc. El segundo rol es el de garantizar la estabilidad de la red. Porque lo que ocurre con las renovables es que, a veces, tienes mucho sol o mucho viento pero no lo necesitas y otras te ocurre lo contrario, pero es muy difícil de almacenar. El hidrógeno verde puede contribuir a paliar esto porque es fácilmente almacenable en tanques y puede usarse después.

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