Así me cambió la vida (financiera) al dejar los bancos tradicionales y pasar mi dinero a las nuevas fintech o bancos alternativos
Un día me harté de las llamadas interesadas de mi banco de siempre para venderme cosas que yo no quería[…]
Un día me harté de las llamadas interesadas de mi banco de siempre para venderme cosas que yo no quería y de que me cobraran comisiones al menor descuido, que decían no poder quitar. Y entonces me puse a buscar otras opciones.
Al principio lo intenté a pie de calle. No tardé mucho tiempo en encontrar una gestora de un banco que me lo puso todo muy bonito. Cuando me quise dar cuenta, me vi abriendo cuenta en otra entidad. La verdad que cambiar de banco fue fácil. Excepto por los recibos (menudo coñazo).
A los nuevos clientes siempre les hacen carantoñas. Regalos por traer la nómina, incentivos por traspasar mi plan de pensiones, extratipos en el plazo, cero comisiones en todo y esas cosas. Todo son sonrisas y palabras amables. Parecía que había encontrado mi sitio.
Pero no pasó mucho tiempo hasta que un día, recibí una carta en la el banco que me avisaba con dos meses de antelación del cambio de las condiciones que creí serían eternas. No me hizo mucha gracia, pero aguanté. Al fin y al cabo, la gestora de aquella sucursal, se había ganado mi confianza y me atendía siempre muy bien cuando iba a la oficina. Que por cierto, la tenía muy cerca de mi casa.
Luego con la crisis cerraron la oficina. Y a mi gestora la trasladaron a otra ciudad. Así que me asignaron a otra oficina y me cambiaron de persona de referencia. En apenas un año, cambiaron varias veces al personal. Y cuando iba a la oficina ya nadie me conocía por mi nombre. Cuando enviaba correos con mis consultas, ya nadie me contestaba. Y volvieron las llamadas interesadas. Que si seguros, que si fondos garantizados, si la aportación al plan de pensiones, etc.
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