Breve cuento para entender el interés compuesto
Muchas veces insisto en la importancia de empezar a invertir los ahorros cuanto antes, por el efecto multiplicador del interés[…]
Muchas veces insisto en la importancia de empezar a invertir los ahorros cuanto antes, por el efecto multiplicador del interés compuesto a lo largo del tiempo. Sin embargo, es un concepto poco intuitivo, que puede hacer que no veas a primera vista la importancia que realmente tiene.
Antes de entrar en detalle, haré un inciso, para hablar del interés simple. Por alguna razón, tenemos la curiosa manía de pensar en corto plazo o muy corto plazo, cuando buscamos rentabilizar nuestro dinero. Incluso aun cuando se trata de un dinero que no necesitamos a corto plazo para una necesidad concreta.
Es un pequeño detalle que delata cierta incultura financiera. Y que es propia de muchos ahorradores, que únicamente se limitan a buscar un interés a plazo a un año o un rendimiento rápido a corto arriesgando su dinero, sometiendo a fiscalización la rentabilidad obtenida. Y restándole fuerza, a la reinversión de los rendimientos.
Un interés simple es por tanto, el rendimiento anual que genera un capital, sin reinvertir esos beneficios que se van generado periodo a periodo. Por poner un ejemplo, si inviertes 100.000 euros a un 10% al año durante 10 años, recibes 10.000 euros cada año, durante cinco años. Por lo que al final obtendrías una suma de 100.000€ de intereses y el principal de 100.000 euros.
En el interés compuesto, los rendimientos que se obtienen año a año, se suman al principal aumentando la base para el cálculo de los rendimientos del año siguiente y así sucesivamente a lo largo del tiempo que extendamos el proceso. Siguiendo con el ejemplo anterior, en el primer año el rendimiento coincide, pero al ir adicionando el rendimiento al capital base, al final de los 10 años, tenemos 159.374€ de intereses y 100.000 euros de principal. Es decir, un 60% más que si aplicamos un interés simple.
Con intereses bajos y en plazos de tiempo no muy largos, cuesta percibir la potencia que tiene el factor de la reinversión. Puede que ya la hayas leído alguna vez. Pero por si acaso, quiero contarte una breve fábula sobre el inventor del ajedrez o del tablero de ajedrez, para que entiendas verdaderamente la importancia del interés compuesto.
Cuenta la leyenda, que un Rey del lejano oriente, perdió a su hijo en una de las batallas que libró su ejército. Lo que le dejó profundamente consternado. Nada de lo que le ofrecían sus súbditos, conseguía alegrarle.
Pero un buen día, un tal Sissa, se presentó en su corte y pidió audiencia. El Rey la aceptó, y este, le presentó un juego que aseguró, conseguiría divertirle y alegrarle de nuevo. Era el ajedrez. Después de explicarle lar reglas y entregarle el tablero con sus piezas, el Rey comenzó a jugar y se sintió maravillado. Jugó y jugó. Y su pena desapareció en gran parte. Sissa lo había conseguido.