Estas son las claves y ventajas de invertir en ETF
Los inversores pueden aprovechar estos activos tomando nota de sus características
Los ETF son fondos que permiten diversificar entre la renta variable y otras clases de activos con un coste de tiempo y comisiones muy bajo. En otra ocasión hemos explicado en qué consisten esta clase de activos. Esta vez, vamos a detallar las características que tienen y de qué manera puede aprovecharlas mejor un inversor.
Antes de invertir en ETF
Antes de invertir en ETF, hay varios factores que un inversor debe tener en cuenta, para garantizar que los resultados generados son los mejores posibles.
Tiempo: los ETFs son una buena herramienta de inversión a largo plazo, dado que permiten limitar la necesidad de una vigilancia constante.
Aportaciones: dado que estamos pensando en términos de largo plazo, realizar aportaciones periódicas, mediante la compra progresiva de participaciones en los ETFs puede ser una manera muy sencilla de garantizar una buena rentabilidad.
Control: la compraventa de participaciones en un ETF lleva aparejado el pago de comisiones que actúa como intermediario. Pueden ser de carácter general por las operaciones, así como las comisiones derivadas de los gastos operativos.
Ahorro: el hecho de que cada ETF suponga la inversión simultánea en múltiples activos bursátiles constituye un importante ahorro, tanto en lo que se refiere al tiempo, como a los propios costes ligados a las comisiones de todas las operaciones que tendríamos que realizar para invertir en los activos de forma separada.
Ventajas de invertir en ETF
Una de las principales ventajas que tienen los ETF son la forma de combinar dos de las mejores cualidades de las acciones y los fondos: La liquidez y la flexibilidad de negociación de una acción y la comodidad de un fondo, que permite participar en cientos o incluso miles de valores con un único vehículo de inversión.
Asimismo, las comisiones suelen ser muy bajas (por lo que el inversor se queda con una mayor parte de los beneficios) y son transparentes, a diferencia de las inversiones menos reguladas, que reducen su rentabilidad mediante cargos ocultos. Como consecuencia, un ETF es una herramienta muy útil para el inversor minoritario ya que, con ellos, puede obtener una gran diversificación a un coste muy bajo.
Transparencia: Siempre se conoce la composición de la cartera y su precio, y su rentabilidad dependerá directamente del índice de referencia.
Sin plazos: Se pueden comprar y vender en cualquier momento de la sesión bursátil y conociendo en todo momento el precio de oferta y demanda, a diferencia de los fondos de inversión (donde únicamente se ofrece un valor liquidativo diario, que además corresponde al último cierre).
Diversificación: Se puede invertir en todo un índice o en un sector sin necesidad de invertir en cada una de las acciones que lo componen, con ello diversificas tu inversión y el riesgo de cartera.
Liquidez: Las participaciones se negocian en tiempo real en determinadas bolsas: el inversor puede invertir y desinvertir en cualquier momento durante el horario de negociación bursátil. La operativa de compra y venta es similar a la de las acciones cotizadas. Además, el ETF cuenta con especialistas o proveedores de liquidez que se posicionan en la oferta y la demanda, haciendo que el producto sea líquido durante la sesión.
La operativa con ETFs está dirigida a inversores que deben tener experiencia y conocimientos financieros suficientes para invertir en este tipo de productos. Asimismo, la inversión en estos productos requiere una vigilancia constante de la posición ya que comportan un alto riesgo, pudiendo perder todo el capital inicialmente desembolsado.
Invertir en ETFs internacionales
Los ETFs permiten posicionarse tanto en índices nacionales como en índices internacionales, además de segmentos de mercado más reducidos.
La gama de ETFs abarca un amplio espectro de inversión: en los principales índices de un determinado país (España, Francia, Estados Unidos, Japón, China), zona geográfica (Zona Euro, Mundial, Europa Central), sector específico (nuevas tecnologías US, valores en crecimiento, small caps…) o varias clases de activos (obligaciones o Materias Primas).
Para ello, es importante considerar la fiscalidad, ya que tiene repercusiones en tu declaración de la renta, y prestar atención a la rentabilidad que te dan los dividendos.
Incluso cuando se está invirtiendo en un gran número de empresas y sectores, aún existe un factor en común y, por tanto, un elemento de riesgo. Nos estamos refiriendo en la divisa del mercado en el que cotizan.
Las fluctuaciones en la cotización de esa divisa respecto a nuestra propia divisa de referencia como, por ejemplo, la cotización del euro respecto del dólar, o del euro respecto a la libra, pueden afectar a nuestra inversión.
Por ese motivo, también es recomendable invertir en ETFs que estén replicando índices cotizados en divisas diferentes, que protegerá al inversor en caso de depreciación de una sola divisa.