Cómo seleccionar una gestora como los inversores profesionales

Las preguntas clave a hacerse a la hora de decantarse por un fondo u otro

Cuando hablamos de fondos de fondos, elegir la gestora adecuada resulta fundamental y no es tarea fácil, dado que son contadas las gestoras de primer nivel y hay una férrea competencia que, pese al aumento reciente de la inversión pasiva, continúa en alza. La pregunta es, por tanto, dónde comienza el proceso de selección. Un buen punto de partida sería, por ejemplo, emprender la tarea indispensable de examinar la trayectoria de las gestoras para desestimar los posibles elementos de suerte en un historial de inversión que a simple vista parezca excelente. Ello exige mucho trabajo a nivel cuantitativo para eliminar el factor de buena suerte, que se atribuye al hecho de haber estado en el sector adecuado en el momento apropiado. La verdadera fortaleza de una gestora de fondos es ajena al azar y a la suerte. Es necesario separar estas desviaciones del historial. El único sesgo que debe permanecer es la destreza.

Cuando se ha comprobado que el historial de inversión se sostiene independientemente de los factores coyunturales, la gran pregunta que cabe hacerse entonces es si puede repetirse o no. Por tanto, el paso siguiente es una evaluación cualitativa: ¿hasta qué punto confiamos en que los logros del pasado vuelvan a obtenerse en el futuro con un entorno diferente? En este sentido, la experiencia es un factor fundamental. Una vez utilizadas las herramientas cuantitativas, debemos respaldarlas con un riguroso criterio cualitativo.

Tratar de adquirir unas convicciones firmes sobre la gestora de fondos en cuestión es un elemento central del criterio cualitativo. Esto solo se logra conociéndola realmente, mediante reuniones en persona destinadas a evaluar, entre otras cosas, la estabilidad de la empresa a nivel del equipo e identificar qué es lo que distingue a esta gestora y su estrategia del resto, si es que hay algún elemento diferenciador.

Seleccionada la gestora, cabría decir que, en cierto sentido, el trabajo duro no ha hecho más que empezar. La gestora estará enmarcada en un proceso de inversión general en el que el fondo de fondos habrá asumido, en primer lugar, una postura concreta respecto al panorama macroeconómico, puesto que es probable que influya en sus estrategias.

Esto, a su vez, exige tomar decisiones sobre la combinación adecuada de activos que, del mismo modo, suele definir el tipo de gestor de activos necesario para aplicar la estrategia.

Seleccionada la gestora, el siguiente paso será supervisarla no sólo en función de los resultados que obtenga - por más importante que sea esto - sino en relación al estado general de la empresa. Para adquirir convicciones firmes sobre una gestora es necesario conocerla bien, de ahí la importancia de las reuniones en persona.

Establecer esta clase de relación permite estar al tanto de los cambios que pueda haber en la empresa y que podrían repercutir negativamente en el rendimiento a lo largo del proceso. Una buena medida que se debe tomar durante la contratación de una gestora es saber quién está en realidad al mando del equipo, más allá de los cargos. ¿Quién es la persona clave?

Por lo general, las empresas presentan un "equipo directivo" formado por tres o cuatro personas. Si alguna de ellas se va, la gestora podría afirmar que esto no plantea ningún problema grave. En términos más generales, las empresas suelen transmitir todos los cambios de personal en un tono positivo. Conocer bien al equipo contribuye a no dejarnos engañar cuando la interpretación positiva no tiene justificación.

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Además, el buen conocimiento de un equipo en la práctica puede ponernos en alerta cuando un gestor deja su entorno natural de inversión y comienza a operar en terreno desconocido. Por más éxito que tenga al principio, esto es siempre una señal de alarma. Se debe preguntar a la gestora por qué no se limitan a lo que saben, a sus fuentes de rentabilidad alfa ya probadas y verificadas. Como es natural, también puede haber un rendimiento inferior o superior al previsto. Los dos casos pueden ser problemáticos.

Si conocemos muy bien a los gestores, no nos sorprenderá su rendimiento. Si advertimos una desviación del patrón establecido, debemos pedirles explicaciones. ¿Es una evaluación cualitativa para ver si hay cambios, o es una pérdida o ganancia ajustada al valor de mercado?

Si tenemos fe en la gestora, el bajo rendimiento puede ser una muestra de que ha sabido anticiparse a los acontecimientos, lo que significa que existe la oportunidad de comprar a bajo precio. Por el contrario, si el rendimiento es superior al previsto, tal vez se deba a que la gestora está aumentando el riesgo.

La selección de la gestora no es un fin en sí mismo. El objetivo es reunir gestores y estrategias a fin de generar, a largo plazo, la máxima rentabilidad para los clientes. 

En definitiva, lo que buscamos es una gestora de inversión original que nos inspire confianza y no se limite a dar por buena la parte vendible, sino que sea capaz de pensar lateralmente y establecer conexiones, por ejemplo entre las noticias de actualidad y las posibles tendencias de inversión. Ese es el verdadero talento que, como dijimos al principio, es objeto de férrea competencia.

Sin embargo, el mercado actual depende en gran medida, por lo general, de las técnicas de inversión cuantitativas; por tanto, cabe decir que quienes buscan esta clase de gestoras nadan a contracorriente. Llevar a cabo un procedimiento de selección meticuloso y tener una idea clara de lo que deben ser las buenas gestoras de fondos son condiciones necesarias para tomar decisiones acertadas en esta área fundamental.

- Christophe Jaubert, Head of Investment Performance, Mediolanum Asset Management (MAML).

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