El cambio climático centra el interés de la inversión con criterios ASG

Nuevos ETF ponen de manifiesto el interés de inversores y gestores por esta división de la inversión socialmente responsable

Dentro de la inversión con criterios ASG, las gestoras están poniendo una atención especial en aquellas empresas que ayuden a cumplir los objetivos de París en relación al cambio climático, cuyo objetivo era limitar como máximo en 2C el calentamiento anual en relación a niveles preindustriales.

Como señala Petra Daroczi, analista de ESG en renta fija de Aberdeen Standard Investments,  los inversores a largo plazo tienen la posibilidad de cuidar el medioambiente de nuestro planeta.

No sólo porque puede ser lo "correcto", sino también porque las empresas más resistentes sobrevivirán a largo plazo y ofrecerán rentabilidades más sostenibles.

¿En qué empresas invierten las gestoras? El objetivo de inversión se centra en aquellas empresas que están cumpliendo ya los objetivos de descarbonización.

Al incluir los bonos, “una estrategia viable de descarbonización ayudaría en parte a asegurarnos de que el negocio de la compañía es resiliente, que será capaz de generar flujo de caja, de pagar su deuda y de continuar accediendo a los mercados de capital a un coste de financiación razonable”, señala Darozci. 

A la larga, estas inversiones son más resilientes y rentables

Y es que la transición a una economía con bajas emisiones de carbono es especialmente problemática para el sector de los servicios públicos en la región de Asia Pacífico, dada su dependencia de la generación eléctrica alimentada por carbón de bajo coste y en grandes cantidades. 

Con todo, aquellas empresas que abracen estos objetivos de descarbonización son más resistentes al riesgo del clima, con modelos más resistentes de negocio, especialmente a largo plazo.

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ETF centrados en el cambio climático

Esta idea, junto a un mayor interés por parte de los inversores a raíz de la pandemia de coronavirus hace que las gestoras estén ampliando su gama de vehículos socialmente responsables con fondos y etf enfocados al cambio climático.

Amundi acaba de ampliar su gama ETF. Se trata del Amundi Euro iSTOXX Climate Paris Aligned PAB UCITS ETF, el Amundi MSCI Europe Climate Paris Aligned PAB UCITS ETF y el Amundi MSCI World Climate Paris Aligned PAB UCITS ETF2.

De esta manera,  esta familia de fondos incorpora una reducción del 50% de la intensidad de carbono junto con otras exclusiones de actividad adicionales.

Es completamente complementaria con los existentes ETFs de cambio climático de Amundi, que se esperan cumplan los criterios de los Índices de Referencia de Transición Climática de la UE (CTB por sus siglas en inglés) y diseñados para aquellos inversores que deseen una transición hacia una economía baja en carbono manteniendo al mismo tiempo una amplia exposición al mercado.

Pero no es la única. Lyxor también amplía su gama de ETFs ligados al cambio climático, con cuatro nuevos que excluyen dentro de su espectro de inversión a las empresas activas en los campos del carbón, y por encima de ciertos umbrales de producción de petróleo, gas natural y electricidad con uso intensivo de carbono.

También evitan empresas que perjudiquen los objetivos medioambientales de la UE y las que se dedican a armas controvertidas, al tabaco o a violar las normas sociales.

Arnaud Llinas, Responsable de Lyxor ETF & Indexación, justifica estos lanzamientos recordando que “los índices de referencia climáticos de la UE son sólo una de las formas en que Europa está tomando la delantera en materia de clima”

Reticencia hacia los bonos verdes

Los bonos verdes también están cobrando protagonismo en este interés por el cambio climático. No obstante, aquí los inversores son menos proclives a invertir en estos bonos corporativos.

Esto se debe a que los inversores de renta fija ya recibieron con escepticismo los bonos de transición en sus primeros días de negociación en el mercado debido a la necesidad de un marco regulatorio que defina los criterios de elegibilidad para el uso de los ingresos derivados de esos bonos de transición, incluidas las mejoras energéticas mínimas que deben lograrse, la forma de cuantificarlas y divulgarlas y la medida en que la operación debe estar sujeta a la estrategia de transición general del emisor.

Solo de esta forma será posible granjearse la confianza de los inversores y se permitirá que los bonos de transición pasen a conformar un mercado más aceptado.

Con el marco adecuado en vigor, los bonos de transición energética podrían impulsar la próxima evolución en términos de asignación de capital hacia una economía baja en carbono.

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