Cómo elegir los mejores ETF y optar por la mejor estrategia de inversión

La variedad de estos activos da pie a una duda razonable: ¿Dónde empezar a buscar?

Los ETF- Exchange-traded Fund, por sus siglas en inglés - son vehículos que ponderan a un índice. Es decir, el inversor no compra acciones de un índice, sino que compra la ponderación de esos valores que conforman el índice. Actualmente, hay ETF para cada índice mundial, lo que permite al inversor diversificar.

No obstante, con la variedad de fondos cotizados disponibles, surge una duda razonable: ¿Dónde empezar a buscar? Para contestar a esta pregunta, lo importante es tener en cuenta cuál es el objetivo del inversor: si desea completar una cartera de acciones o fondos de inversión, los ETF deben complementar sus inversiones actuales, teniendo en cuenta la naturaleza diversa de estos activos.

Por eso, puede ser interesante para el inversor incluir acciones y bonos y diversificar dentro de esas dos amplias clases de activos en su cartera. Para conseguir este objetivo, hemos destacado una serie de directrices que el inversor debe tener en cuenta a la hora de empezar a invertir en ETF.

Combinar activos

No sólo conviene tener una cartera bien diversificada, también merece la pena una que incluya varias clases de activos que tienden a subir y bajar de valor en momentos diferentes. No tiene sentido tener cuatro ETF distintos que inviertan todos en acciones de gran capitalización. Lo mejor es que un inversor tenga un ETF de gran capitalización y otro de pequeña capitalización, un ETF de acciones estadounidenses y otro de acciones internacionales.

Asimismo, es bueno que un inversor examine las participaciones del ETF. Por regla general, ningún valor (como, por ejemplo, las acciones de Microsoft o General Electric) debe representar más del 10% de los activos totales del ETF.

Comodidad de la inversión

El inversor de ETF debe optar por una inversión cómoda: evitar pagar más de lo necesario, optando por el coste más bajo. Aunque la mayoría de los ETF son muy económicos, algunos lo son más que otros. A esto, el inversor debe tener una actitud pasiva. Algunos ETF prometen ‘gestión activa’. No obstante, la gestión activa en los ETF tiene un historial terriblemente irregular. El grueso, si no la totalidad, de la cartera de ETFs debería estar en ETFs de gestión pasiva (indexados).

Por último, el inversor no debe preocuparse demasiado por los detalles. Dos ETF que siguen índices similares (como los valores de gran valor) no van a ser tan diferentes entre sí. Recomendamos que el inversor dedique algún tiempo a investigar sus opciones, pero a no obsesionarse con su selección. Mucho más importante es elegir ETF que sigan índices distintos. De esta forma, el inversor colocará sus huevos en cestas diferentes.

Opciones básicas de inversión de ETF

Comprar y vender un fondo cotizado en bolsa (ETF), aunque tiene sus diferencias, es muy parecido a comprar y vender acciones. Por eso, es fácil hacer una clasificación de la gran mayoría de las operaciones en las siguientes categorías:

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La más sencilla es la orden de mercado. El inversor da la orden para comprar acciones de un ETF, la orden se envía a la bolsa y obtiene el mejor precio disponible. La orden limitada es un poco más exacta que ésta. El inversor coloca una orden para comprar o vender acciones a un precio máximo. Si no se encuentran vendedores por ese precio, la orden no se ejecutará. El inversor puede especificar si una orden es válida para todo el día o hasta que se cancele, en caso de que prefiera esperar a ver si el mercado se mueve a su favor.

La orden de ‘stop-loss’ está diseñada para proteger al inversor en caso de que el precio del ETF o acción se desplome. Una orden ‘stop-loss’ se utiliza para limitar la exposición de los inversores a la caída del mercado, convirtiéndose en una orden de mercado cuando el precio caiga por debajo de un determinado punto establecido. Las órdenes ‘stop-loss’ pueden ser contraproducentes en mercados muy turbulentos.

Por último, el inversor puede vender en corto, por el que vende acciones de un ETF prestado por un bróker. Si el precio del ETF cae, puede comprar acciones de sustitución a un precio inferior y embolsarse la diferencia. Si, por el contrario, el precio sube, se queda con un valor que vale menos que su precio de mercado, por lo que el inversor debe pagar la diferencia, que a veces puede ser enorme.

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