¿Fin de la samba para los fondos brasileños?
La segunda vuelta electoral que designará al próximo presidente de Brasil se celebra el domingo con unas quinielas muy claras por parte de los gestores de activos: la victoria de Bolsonaro, el candidato liberal más polémico y extremista, conocido como el
Los populismos y la «ola antisistema», como la definen en ING Financial Research, que ha encontrado terreno abonado en Europa y que ya era una realidad en Latinoamérica, continúa su avance imparable y sus aguas han llegado de nuevo a la costa brasileña. En la primera vuelta de las elecciones celebradas a principios del mes, las fuerzas más tradicionales fueron las grandes perdedoras y los vencedores, que han medido sus fuerzas en la segunda vuelta deayer domingo y saldada con el triunfo de Jair Bolsonaro, se sitúan a los dos extremos del espectro político. El candidato del Partido Social Liberal (PSL), célebre por sus ideas extremas en materia de inmigración o situación de la mujer y al que algunos califican como el Trump brasileño, Jair Bolsonaro, se ha alzado como vencedor con un 55% de los votos, frente a Fernando Haddad, del Partido de los Trabajadores, que ha tenido que hacer frente a su condición de «heredero» de Lula da Silva, cuya imagen está empañada por los escándalos de corrupción.
Las consecuencias para los mercados
Los gestores de fondos están medianamente tranquilos porque, recuerdan, los inversores reaccionaron muy bien a la victoria de Bolsonaro en la primera vuelta y creen que será un buen candidato para los mercados, aunque advierten de que a medio plazo la situación es más compleja y habrá volatilidad.
James Donald, de Lazard, recuerda cómo los mercados brasileños celebraron la victoria de Bolsonaro en la primera vuelta: las acciones brasileñas subieron aproximadamente un 7 por ciento un día después de las elecciones, y el real brasileño se ha fortalecido desde entonces. El experto cree que es un buen candidato para los mercados: «Si Bolsonaro cumple con sus promesas (por ejemplo, promover las privatizaciones, reducir el déficit presupuestario, o simplificar el código tributario), los activos brasileños y la economía deberían seguir recuperándose», explica. Algo que beneficiaría a los fondos de inversión que invierten en el país, ya sea en renta variable o renta fija.
Paul Greer, desde Fidelity, cree también que los mercados aceptarían bien su elección, tras lo ocurrido en la primera vuelta: «A corto plazo los mercados brasileños continuarán con su reciente rally pues estaban preocupados por el posible retorno del Partido de los Trabajadores al Palacio Presidencial».
Edwing Gutierrez, desde Aberdeen Standard Invesments, recuerda también el alivio de los mercados a principios de mes. «Más que nada, es un suspiro de alivio en el mercado que el candidato de la izquierda Haddad, cuyas políticas no habrían ayudado a Brasil a salir de su actual agujero económico, casi con toda seguridad no se convertirá en presidente», dice.
En la misma línea, Kim Catechis, responsable de mercados emergentes de Martin Currie (filial de renta variable de la gestora de fondos de inversión Legg Mason), cree que Bolsonaro (que ha declarado que dejaría la política económica en manos de su ministro de Economía, Paulo Guedes) emprenderá una reforma de la Seguridad Social y relanzará los procesos de privatización y que, en caso de ganar, «cabría esperar una drástica recuperación de los activos brasileños (renta variable, renta fija y divisas)».
Las dudas
Pero, más allá de que en un principio la acogida de los mercados ha sido positiva, los expertos esperan volatilidad por las dificultades y las dudas que se avecinan a la hora de aplicar políticas pro mercado, y también por la difícil situación de la economía brasileña. «Si bien Bolsonaro se encuentra en una posición muy fuerte, esperamos volatilidad, tanto para las encuestas como para los mercados, ya que las tasas de rechazo de Bolsonaro y Haddad son extremadamente altas», analiza Greer.
Desde Martin Currie (Legg Mason), Catechis lanza una advertencia sobre el primer aspecto: Bolsonaro «tendrá ante sí un reto considerable. El crecimiento es débil y el desempleo está volviendo a aumentar. Si Bolsonaro quiere abordar reformas, procesos de privatización y la corrupción, se enfrentará a una dura oposición. En un país ya de por sí polarizado, los sindicatos se opondrán a las reformas y a las privatizaciones, y toda propuesta encaminada a combatir la corrupción conllevará un periodo de estancamiento político, dado que los burócratas dudarán en darle su visto bueno por si acaban entre rejas. Los mercados de capitales no tienen paciencia para pasar por ese trance».
Gutierrez, que habla de la necesidad de afrontar los problemas de las pensiones y el stock de deuda, coincide en que abordar estas cuestiones probablemente se ha vuelto más difícil como resultado de estas elecciones: «Su partido -el de Bolsonaro- ha ganado un bloque más grande en el Congreso que el que tenía anteriormente y los lamentables resultados de otros partidos podrían llevar a algunas deserciones, lo que debería ayudarle. Pero en general, el poder en el Congreso se va a dividir ahora entre un mayor número de partidos. Esto va a hacer que las necesarias y complejas negociaciones, que son parte de la política brasileña, sean más difíciles.
Mientras que Brasil ha experimentado un gran cambio en términos de política partidista, nada ha cambiado el sistema clientelista, que Bolsonaro va a tener que dominar muy rápidamente para avanzar en su agenda», dice.
El gestor de Fidelity, Greer, también habla de las dificultades de sacar adelante las medidas políticas: «Si se cumple el escenario de una victoria de Bolsonaro en la segunda vuelta, esperamos que la euforia postelectoral se desvanezca rápidamente a pesar de sus opiniones pragmáticas sobre la posición fiscal de Brasil. Las controvertidas opiniones de extrema derecha de Bolsonaro dificultarán que su administración pueda aprobar medidas legislativas dada la poca presencia de su partido, el PSL, en el senado (5 por ciento de los escaños) y en la cámara baja (10 por ciento). El Congreso se encuentra más fragmentado que nunca y la tarea principal de Bolsonaro (la muy necesaria reforma fiscal de Brasil) será extremadamente difícil de lograr pues tendrá que trabajar con los partidos centralistas y el PT para aprobar cualquier ley, aunque pasaría lo mismo si fuera Fernando Haddad quien finalmente se alzase con la victoria».
Sobre el segundo problema, la economía de Brasil, los gestores coinciden en que la samba se ha terminado y las condiciones económicas también podrían pesar en los mercados y en los fondos de inversión.