Los fondos de gestión pasiva dan el gran salto
Estos fondos han captado 33.000 millones de euros, frente a los 11.000 millones de los productos sostenibles
2020 fue un año donde dos categorías se hicieron con una parte muy importante de los flujos de los inversores sobre el porcentaje total.
Según recoge Morningstar Direct, los fondos de gestión pasiva se apoderaron de 33.100 millones. Pero fueron los fondos sostenibles los que atrajeron todas las miradas de los inversores y consolidaron esta tendencia de inversión al ser considerada una de las más resiliente frente a la crisis provocada por el coronavirus.
Así, esta temática de fondos sostenibles acaparó más de 11.000 millones de euros.
La renta variable fue la categoría ganadora
A pesar de un año volátil en los mercados bursátiles mundiales, los fondos de renta variable fueron la opción más popular en 2020, seguidos de asignación y renta fija.
En lugar de alejar a los inversores, la venta masiva de marzo provocó una ráfaga de dinero en fondos de renta variable, explica Bhavik Parekh, analista de investigación de Morningstar.
Los inversores en renta variable se vieron incentivados por unos mercados que de repente se habían vuelto un 30% más baratos.
Por lo que aprovecharon las caídas para posicionarse en valores que hasta la fecha habían sido caros.
Un aumento en el apetito por el riesgo perjudicó el caso de los fondos alternativos, especialmente de los fondos de retorno absoluto más grandes, que vieron las mayores salidas en 2020.
Crecen los fondos estadounidenses
Dentro de esta categoría los que atrajeron más fondos fueron los de renta variable estadounidense y, sobre todo, los de capitalización global y crecimiento global. Las entradas más altas en este tipo de fondos se debe a que también las rentabilidades logradas fueron mayores.
Lo mismo ocurre con los ETF. Las entradas se multiplicaron por más de seis, con 16.300 millones de euros invertidos en este tipo de activos, según datos de Amundi.
Las suscripciones en ETF Regionales, que concentraron la atención del inversor, aumentaron en 14.600 millones de euros, mientras que los inversores asignaron 4.400 millones de euros a ETFs sectoriales o temáticos y 4.100 millones de euros a estrategias Smart Beta. La temática ESG siguió siendo muy popular, con suscripciones por valor de 6.400 millones de euros.
Las estrategias favorecidas reflejaban la confianza de los inversores en las perspectivas económicas. El sector financiero y el de consumo discrecional fueron dos de los sectores más atractivos, registrando entradas de 1.180 millones de euros y 498 millones de euros, respectivamente. Las estrategias value registraron suscripciones por valor de 2.300 millones de euros.
En las salidas destacan los multiactivos
En cuanto a las categorías que más salidas netas registraron destacan los fondos multiactivos y alternativos que vieron como les penalizaban la suspensión de los dividendos y el menor desempeño de las acciones de valor.
Por otra parte, los fondos de renta fija y de asignación siguieron siendo populares, mientras que los fondos de propiedad y alternativos cayeron en desgracia.
La deuda corporativa registró pequeñas salidas de 207 millones de euros y el mismo fenómeno se habría observado en la deuda soberana si no se hubieran registrado flujos significativos hacia los mercados emergentes.
La confianza de los inversores en la capacidad de Asia para recuperarse de la crisis permitió que la deuda de mercados emergentes y la deuda soberana china captaran 1.200 millones de euros y 1.100 millones de euros, respectivamente. Como resultado, las suscripciones globales en deuda soberana alcanzaron 2.100 millones de euros.