«Hay que aprender a convivir con un entorno macro estable y un mercado financiero volátil»
Las valoraciones son más atractivas en la renta variable europea, pero también es un mercado al que le penaliza la incertidumbre de los demás. Por eso, esta estrategia gestiona ambos factores.
En cuanto a valoraciones, en el mercado hay buenas oportunidades, pero el idilio de tranquilidad vivido en 2017 no se puede extrapolar al futuro. Precisamente por esa vuelta de la volatilidad a las bolsas, en Edmond de Rothschild Asset Management quisieron lanzar una estrategia que tuviera dos objetivos: proteger de las turbulencias y participar de las subidas. Michael Nizard, gestor del fondo Edmond de Rothschild Equity Europe Solve, explica la estrategia.
¿Qué busca ofrecer la estrategia al inversor?
Hay bastante valor que capturar en la renta variable europea, tanto por las valoraciones más atractivas en comparación con las bolsas americanas, como por una mejora de los márgenes de las empresas europeas. Pero a la vez, estamos ante un gran reto: la volatilidad. Los mercados europeos son muy sensibles a factores externos, ya sean países emergentes, geopolítica, pero también la macroeconomía global. Siempre que hay grandes caídas en otros mercados, las bolsas europeas tienden a hacerlo peor. ¿Cómo se puede capturar el potencial de la bolsa europea y a la vez mitigar las posibles correcciones? Con esta pregunta en mente desarrollamos el Edmond de Rothschild Equity Europe Solve.
¿Cuál es el proceso de inversión del fondo?
El fondo tiene un objetivo doble: proteger el capital y participar en las subidas. Es decir, de optimizar la inversión. Evitar acompañar al mercado cuando está cayendo es clave para la rentabilidad final a largo plazo. Un ejemplo para ilustrar: con evitar el 40 por ciento de la caída máxima de los últimos tres grandes desplomes podría doblar las rentabilidades del Eurostoxx. Una corrección fuerte puede destrozar un buen track récord. Mitigamos los riesgos con el uso de derivados, pero somos tácticos con el nivel de asignación a ellos. Nos adaptamos a la configuración del mercado. ¿Qué es ser adaptativo? Cuanto más alto está el mercado, mayor es la probabilidad de sufrir una caída fuerte. Y viceversa. Es la primera premisa: que las valoraciones estén mandando un mensaje de un perfil de riesgo asimétrico. Esto influye en la cantidad de protección que necesitamos en cada momento.
¿Cuál es vuestro escenario base en este momento?
El mercado no está mandando señales de pánico ni vendedor ni comprador. Sí, el mercado ha subido, pero no vemos indicadores extremos. Diría que ahora, tras la corrección del primer trimestre estamos justo en el medio. Es un escenario muy distinto al de 2007, cuando la probabilidad de una caída del mercado era muy grande. Justo antes de que estallara la crisis financiera, la métrica le daba una probabilidad del 49 por ciento; hoy estamos al 40 por ciento. Esto como observación general. Ahora bien, en términos de asignación de capital, hay zonas del mercado donde sí vemos sobrecalentamiento.
¿Dónde ven riesgos y dónde oportunidades?
No estamos negativos con los mercados, el panorama macro y microeconómico están correctamente alineados. Las compañías europeas tienen balances sanos, con poco apalancamiento y caja, y sus márgenes están mejorando. No es el caso en Estados Unidos, donde estamos en la parte final del ciclo. Así, estamos constructivos con la renta variable europea. El BCE se está tomando su tiempo para normalizar su política y los índices manufactureros están lanzando mensajes de confianza, y, además, las valoraciones europeas son más atractivas en términos relativos que las norteamericanas.
¿Cómo debe cambiar la percepción del inversor en este nuevo paradigma del mercado?
2017 fue un gran año para la bolsa, con la volatilidad en mínimos. Pero de cara al futuro, el ratio Sharpe de los fondos se va a deteriorar porque la volatilidad va a subir en respuesta a numerosos factores: las tensiones geopolíticas, la retórica, etc. No anticipamos una caída grande del mercado, sino mayor volatilidad con resultados favorables. Ya lo vimos en la primera mitad de año. Es un escenario distinto al de 2016, cuando llegaron alertas muy grandes tanto de China como del mercado del crudo. Este año hemos vivido una caída del 10 por ciento sin ningún cambio sustancial de los fundamentales. Necesitaremos aprender a convivir con un entorno macroeconómico estable y un mercado financiero volátil. Los desencadenantes de la última corrección se explican por la complacencia del inversor, la búsqueda de primas había ido demasiado lejos. Se estaba vendiendo volatilidad en vez de comprarla teniendo en cuenta que estaba en mínimos. Ya no basta solo con evaluar la macroeconomía. Ahora las causas de las caídas de la bolsa comienzan a ser también financieras. La única respuesta a este nuevo entorno es invertir con convexidad: apostar por activos de riesgo, pero sin descuidar la protección del riesgo.
¿Qué está moviendo el mercado en estos momentos?
Hoy en día los mercados están más sensibles a las sorpresas, a los cambios en las cifras de actividad económica, pero también a la inflación. Sabemos ya que tres años de inflación muy baja puede tener consecuencias en las empresas y en los bancos centrales. Si la inflación sorprende al alza y, a la vez, la actividad económica asusta a la baja, esto podría ser uno de los causantes de una mayor volatilidad. También hay que tener en cuenta el impacto del sector tecnológico. Unas pocas acciones explican la gran subida del Nasdaq. Está por ver si se ha valorado correctamente la capacidad de estas empresas para crecer en un entorno donde la regulación se está ajustando en el sector. Y por último, están los 'tweets' de Trump. Con esto me refiero a que no sabemos cuál puede ser el efecto de un mayor proteccionismo. ¿Son solo medidas simbólicas entre China y EE.UU.? ¿Qué pasa si las tensiones escalan? Por estas tres razones el mercado será más volátil que antes.
¿Qué ideas puede encontrar el inversor en el fondo?
Nuestro objetivo es mitigar la caída y participar a la vez de las subidas. Y para ello debemos construir una cartera flexible para cualquier entorno. Con esto quiero decir que no tenemos un sesgo muy grande hacia un tipo de acciones u otros. No buscamos estar más en «defensivos» o «cíclicos». A día de hoy nos gusta la temática de la «transformación». Muchas compañías están cambiando su modelo de negocio, acorde a los nuevos tiempos. Carrefour es un ejemplo. Se están viendo obligados a abrirse a Internet porque Amazon está irrumpiendo entre las 'retail' tradicionales. Otra idea es la de fusiones y adquisiciones. Tradicionalmente en las etapas finales del ciclo estas historias surgen cada vez más. En Reino Unido recientemente hemos visto la lucha de Melrose por GKN.