La era de los fondos biotecnológicos 2.0

Las compañías del sector ofrecen nuevas oportunidades por el éxito de las vacunas desarrolladas para el coronavirus con la tecnología ARNm

El estallido de la pandemia ha sido el espaldarazo definitivo para una nueva generación de biofármacos basados en la tecnología ARN mensajero, las moléculas que transportan información entre el genoma y la maquinaria que fabrica proteínas en las células, pero que hasta la fecha nunca se había ensayado.

Esta revolución en el sector biotecnológico situó, por extensión, a las compañías que emplean esta ciencia en el radar del inversor, ávido de nuevas oportunidades donde colocar una liquidez que inundaba en el mercado.

Precisamente, Armando Cuesta, médico y gestor de Abante Biotech Fund, rescata, como dato ilustrativo, "las casi 100 salidas a bolsa de empresas biotech el año pasado, doblando el número de 2019".

El 'Life Science'

Este interés por el sector de ‘Life Science’ también se traduce en entradas de dinero en compañías ya con cierta trayectoria.

Así, Moderna, una empresa con apenas diez años de vida (sin registrar hasta la fecha ninguna patente), pero que ha logrado desarrollar una vacuna contra el Covid-19 basada en el ARNm, se anotó el año pasado una revalorización del 245 por ciento.

Su rival Biontech, que junto a Pfizer también elaboró su vacuna basada en la misma tecnología, se revalorizó un 112 por ciento.

En cambio, el MSCI World Phamarcaeuticals Biotech and Life Sciences ganó en 2020 el 22 por ciento. El éxito de ambas vacunas, con una efectividad por encima del 90 por ciento, ha dado la razón a aquellos gestores que vieron en la biotecnología una temática de inversión a largo con un gran potencial de crecimiento.

Una nueva biotecnología

La utilización del ARNm ha provocado la aparición, en palabras de Amanda BirdseyBenson y Matthew Jenkin, cogestores de carteras en BNY Mellon Investment Management, de la «biotecnología 2.0», una nueva era impulsada por la incesante transformación tecnológica.

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Ahora, «los científicos y los médicos pueden utilizar esta información para tratar enfermedades de forma segura y efectiva a nivel del ADN y el ARN», señalan.

 Las gestoras invierten en empresas que desarrollan novedosos medicamentos

Este nuevo tipo de medicamentos es el segmento que más está creciendo dentro del sector biofarmacéutico. «Además, representan un cambio de enfoque, ya que no se limitan a paliar los síntomas, sino que empiezan a tratar la causa subyacente de la enfermedad con el objetivo de encontrar una cura», explican.

Para aprovechar esta nueva etapa, Mellon Investments Corporation acaba de lanzar el BNY Mellon Smart Cures Innovation Fund que invierte en empresas que desarrollan tratamientos basados en terapia génica, edición del genoma y modulación de la expresión de genes.

El fondo también se posiciona en empresas que contribuyen al desarrollo de estos medicamentos, entre los que se incluyen algunos que pueden proporcionar benefi cios médicos a los pacientes durante años tras una única dosis.

Como recuerda Andy Acker, cogestor de la estrategia Global Life Sciences en Janus Henderson, la tecnología de ARNm es solo un ejemplo del tipo de investigación que ahora avanza en biofarma.

2021, el año de la confirmación

De cara al 2021, «creemos que este impulso ascendente podría tener un poder de permanencia», recalca Acker. El hecho de que la terapia de ARNm se haya estudiado para indicaciones como el cáncer y las enfermedades infecciosas hace que «en los próximos años, esperamos ver lecturas de datos para terapias genéticas que abordan enfermedades devastadoras».

Si tienen éxito, muchos de estos medicamentos podrían revolucionar el estándar de atención para categorías importantes de enfermedades y «abrir nuevas oportunidades de mercado», insiste Acker.

Aparte de ello, Cuesta cree que el sector vivirá una explosión gracias a la «intersección entre terapia génica y celular, genómica y nanotecnología». Algunos de los avances más importantes son las CAR-T o la edición genética mediante sistemas CRISPR o la inteligencia artificial en el campo del diagnóstico oncológico.

Esto no quiere decir, continúa explicando Jennifer Nichols, gestora de carteras de Janus Henderson, que no haya un escenario de «fusiones y adquisiciones más sólido» en 2021.

Henderson lo anticipa porque, en su opinión, las empresas «aún buscan comprar innovación, las valoraciones son muy favorables y los equipos de gestión se sienten más cómodos en este entorno».

Perspectivas de futuro, al alza

A raíz de la pandemia, la industria farmacéutica ha comprendido, indica Marc Booty gestor de Pictet AM, que necesita abandonar las estrategias de maximización de benefi cios a corto plazo en favor de un modelo de largo plazo, centrado en el paciente.

«Lo cual conllevará un crecimiento más estable de benefi cios la próxima década» y, por ende, reportará importantes benefi cios para el inversor. Por otra parte, la pandemia ha generado más visibilidad en torno a las oportunidades de inversión en este sector, destacan desde Julius Baer.

El flujo de noticias sobre los progresos en el desarrollo de las vacunas llevó a muchos inversores a «comprar con el rumor y vender con la noticia». Esto provocó un aumento de las valoraciones por igual para muchas empresas del sector salud y de la biotecnología.

Resilencia en tiempos de crisis

«Desde el punto de vista del riesgo / recompensa, el sector es un área de inversión que promete altos retornos», afi rman los expertos de Julius Baer. Esto no quiere decir que carezca de riesgos.

Las firmas que ya tienen al menos dos productos en pruebas clínicas son más seguras que las que tienen sólo un producto candidato, y también es importante que exista una red extensa de colaboraciones, algo que es un indicativo de que una empresa es financiera y logísticamente estable, especialmente en el caso de pequeñas compañías.

A lo largo de 2020 la rentabilidad de los fondos de biotecnología alcanzó el doble dígito

Esto obedece a que existe un peligro real de que los ensayos fracasen, ya que sería un golpe tanto para las expectativas de la compañía como para su cotización.

Con todo, Cuesta destaca el ‘Life Science’ como uno de los sectores que «más rentabilidad aporta», al tiempo que proporciona «resiliencia en tiempos de crisis económica por su descorrelación con la macro».

Cómo se compone la cartera de estos fondos

Aunque la pandemia focalizó a las biotecnológicas en la lucha contra el coronavirus, Lydia Haueter, cogestora de Pictet Biotech, recalca que las vacunas no son un gran mercado, por lo que hay que mirar más allá.

Por su parte, Nichols considera que la cartera de un fondo de esta temática debería estar compuesta por un tercio de productos farmacéuticos, un tercio de biotecnología y, el último restante, de tecnología médica, dispositivos y servicios.

Esto da como resultado una infraponderación signifi cativa en el sector farmacéutico y una sobreponderación en el sector biotecnológico.

El motivo de esta distribución es que «se trataría de un enfoque más equilibrado que proporciona a los inversores una mayor exposición a las áreas más innovadoras de la atención médica en el sector biotecnológico».

Volúmenes por cada cartera

La gestora también recomienda que dentro de la biotecnología, «tendríamos que distribuir por igual entre la biotecnología de pequeña, mediana y gran capitalización, mientras que el índice tiene muy poca exposición a este tipo de compañías más pequeñas».

Por ejemplo, el fondo Pictet Biotech tiene posiciones en Gilead, autor del Remdevisir, pero también en Amgen o Biogen Inc, mientras que el Janus Henderson Horizon Biotechnology, está expuesto a Vertex Pharmaceuticals y Neurocrine Biosciencies.

El Candriam Equities Biotechnology se decanta por la biotecnología con las tres cuartas partes de la inversión (en torno al 74 por ciento). Entre los fondos nacionales destaca Abante Biotech, que tuvo en cartera a Moderna, pero deshicieron posiciones tras su fuerte revalorización.

Este vehículo también busca el impacto social con las inversiones, «al acompañar con al menos un 10 por ciento de nuestro patrimonio a empresas que desarrollan medicamentos de alto valor añadido en el tratamiento de enfermedades huérfanas», explica Cuesta.

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