Los cuatro puntos cardinales que orientarán la inversión ESG
Los expertos de Nordea, Fidelity, Invesco y Edmond de Rothschild que participaron en los Observatorios de Social Investor marcan la ruta a seguir por los inversores sostenibles
La pandemia del Covid-19 ha sido un punto de inflexión en la forma de abordar la sostenibilidad por parte de gestoras de inversión: los criterios sociales ganaron peso frente a los medioambientales y se reforzó la apuesta por las megatendencias con convicción a largo plazo frente a los vaivenes del mercado.
Además, se vio la necesidad de reforzar el ‘engagement‘ con las compañías necesarias para la transición hacia una economía descarbonizada y quedó latente la importancia de ser selectivos a la hora de escoger valores.
Estas son las cuatro claves que dejaron los expertos de Nordea, Fidelity, Invesco y Edmond de Rothschild que participaron esta semana en los Observatorios de Social Investor. A continuación, desgranamos los puntos que guiarán el futuro de la inversión sostenible.
Los criterios sociales, protagonistas del ESG
Los duros momentos vividos con la pandemia del coronavirus han reforzado la conciencia social y han puesto de manifiesto la importancia de primar la salud y el bienestar de todas las partes implicadas y no solo el interés de los accionistas.
Con ello, los inversores también han comenzado a dar más peso a los criterios sociales y de buena gobernanza de las empresas, además de fijarse en su impacto medioambiental y climático.
No obstante, no se trata de una tarea sencilla, a falta de una taxonomía social o criterios homogéneos que permitan comparar, según advirtió el presidente de Spainsif, Joaquín Garralda.
En esta nueva hoja de ruta, gestoras como Nordea apuestan por fondos temáticos de estrategia social centrados en la educación, el consumo verde, la mejora del bienestar de los trabajadores y la diversidad de género, tal y como avanzó Ana Rosa Castro, directora de ventas de Nordea España.
Apuestas por la educación, el consumo verde, la mejora del bienestar de los trabajadores y la diversidad de género
De esta forma, aquellas empresas que traten bien a sus empleados atraerán más capital humano y también serán más productivas que las que traten peor a sus trabajadores y proveedores.
De hecho, como explicó Sebastien Senegas, ‘head of Southern Europe’ de Edmond de Rothschild, la inversión que tiene en cuenta el capital humano con una estrategia multisectorial seguirá ganando protagonismo en el futuro.
Las megatendencias a largo plazo
En un contexto de la transición hacia la economía de bajas emisiones y con la alta volatilidad de los mercados en el último año, las gestoras especializadas recomendaron no apostar por sectores o geografías concretas.
En este sentido, los expertos ven más interesante apostar por tendencias de crecimiento estructural que se vayan a mantener a largo plazo y no sean tan dependientes de cómo evolucione la pandemia o se vean afectados por las restricciones impuestas como ocurrió con los valores tecnológicos en 2020.
Algunas de estas megatendencias con largo recorrido son el cambio demográfico, el aumento de las clases medias en países emergentes, la sostenibilidad en la cadena de suministro, la ética digital y la transición hacia la eficiencia energética con la descarbonización.
El cambio demográfico y el aumento de las clases medias en países emergentes son megatendencias de futuro
Entre los nichos de valor, Nordea tiene predilección por aquellas empresas que apuestan por la construcción inteligente con materiales del futuro o la agricultura inteligente.
Otra de las temáticas más atrayentes a largo plazo, para Edmond de Rothschild es la relacionada con el cumplimiento de la hoja de ruta para limitar el calentamiento global según el Acuerdo climático de París.
Esta es una temática con enfoque multisector en que se incluye tanto a empresas del sector energético, como Iberdrola, como al sector financiero que apoya la transición climática, y las soluciones desarrolladas por las tecnológicas para reducir emisiones del sector.
El ‘engagement’ es obligatorio
El tercer aspecto clave en el presente y el futuro del ESG es el ‘engagement‘ con las empresas para lograr una transición que no deje atrás sectores en evolución hacia la sostenibilidad.
La implicación accionarial permite seleccionar a las gestoras, con gran capacidad de influencia, marcar los objetivos conjuntamente con las participadas para su transformación. La implicación permite marcar un plan conjunto para la transformación de las compañías.
Para Invesco este proceso de acompañamiento en las empresas en esa transición debe realizarse sin perder el enfoque de buscar el binomio de sostenibilidad y rentabilidad, según explicaba Fernando Fernández-Bravo, responsable de ventas institucionales de Invesco.
Esta implicación, que va más allá del ‘voting’, permite que los inversores no den la espalda al excluir a determinadas empresas sectores que son muy necesarios para el día a día
«La exclusión directamente está dando la espalda a empresas que a lo mejor están comprometidas por el cambio, pero que como no se les está dando una oportunidad no consiguen hacerlo. Eso es insostenible en el tiempo», argumentó Beatriz Rodríguez, ‘sales manager’ de Fidelity.
La selección de valores, fundamental
En este momento de recuperación de crisis del Covid-19, la situación obliga a las gestoras a ser selectivas en sus apuestas mirando una a una cada compañía, en lugar de hacer una aproximación sectorial.
Así, para Invesco una alternativa es analizar por compañías, haciendo una selección ‘best-in-class’. Como ejemplo, Fernández-Bravo destacó a Repsol, que dentro del sector energético es una de las empresas que les interesa por su proceso de transición energética para 2030.
En esta selección de valores, para Fidelity es fundamental hacer un «análisis de 360 grados» que mire más allá de los precios y las métricas financieras tradicionales y que también tenga en cuenta la sostenibilidad en criterios ambientales, sociales y de buena gobernanza (ESG, por sus siglas en inglés) de las compañías en el radar.