Los fondos viven en 2018 su primer año negativo desde 2012

La incertidumbre surgida en los mercados fue la responsable tanto de provocar fuertes caídas patrimoniales en las carteras de los fondos el año pasado como de cambiar la actitud de los inversores que, aunque en 2018 aportaron suscripciones netas superiores a los 9.000 millones, en los últimos cuatro meses registraron reembolsos y empezaron a volcarse hacia productos más conservadores.

Los fondos de inversión españoles llevaban creciendo cinco años de forma ininterrumpida, sin dar tregua a los números rojos, pero 2018 se ha llevado por delante ese periodo de fuertes alzas. Por primera vez desde 2012, el último año de crisis en el sector y en el que los fondos de inversión nacionales sufrieron una merma patrimonial de 5.409 millones de euros -según datos de Inverco, la asociación española de instituciones de inversión colectiva-, el año pasado dejó una estela negativa en la industria, llevándose por delante casi 4.218 millones de euros, un 1,6 por ciento con respecto a los datos de principios de año.
Las cifras no se esperaban... ni de lejos. Aunque los expertos habían sido cautos a principios de año, y vaticinado menores crecimientos en el sector debido a las perspectivas tanto macroeconómicas como financieras, imaginaban un año de continuidad, en el que la racha alcista se mantendría aunque con menor fuerza. Como ejemplo, la asociación de la inversión colectiva española había previsto un crecimiento en los fondos españoles de en torno al 9 por ciento, hasta los 287.000 millones. 

Las perspectivas parecían cumplirse según avanzaban los meses, en un entorno en el que los fondos pasaban por alto amenazas como la pérdida de atractivo frente a otros vehículos en un entorno de progresivas subidas de tipos en EE.UU. y comienzo del cambio de política monetaria en Europa, el aumento de la inversión en vivienda o el potencial impacto de la regulación... hasta que los mercados empezaron a entrometerse en la segunda mitad de año, y dejaron el volumen de los fondos a cierre de 2018 algo por debajo de los 259.000 millones.

Los mercados, culpables

Así las cosas, la incertidumbre surgida en los mercados financieros fue la responsable tanto de provocar abultadas caídas patrimoniales en las carteras (de más de 13.000 millones de euros), como de cambiar la actitud de los inversores que, aunque en el conjunto del año aportaron suscripciones netas superiores a los 9.000 millones, en los últimos meses fueron cambiando su actitud hacia el vehículo fondo y retirando sus ahorros.
En términos de rentabilidad, los fondos cerraron el año con una caída del 4,63 por ciento, que se llevó por delante un patrimonio superior a las suscripciones de los ahorradores. Todas las categorías, sin excepción, cerraron en negativo, con caídas superiores al 10 por ciento en los fondos de renta variable nacional e internacional, y al 5 por ciento en los productos globales y de renta variable mixta. 

Incluso los vehículos más conservadores, como los garantizados o monetarios, perdieron dinero, en un entorno de normalización de los tipos de interés en Estados Unidos y de primeros pasos de la retirada de estímulos monetarios en Europa. De hecho, en diciembre, en la última reunión del año, la Reserva Federal estadounidense aumentó los tipos de interés en 25 puntos básicos hasta situarlos en el intervalo 2,25-2,50 por ciento, el mayor desde marzo de 2008, mientras el Banco Central Europeo puso fin en diciembre a las compras de deuda (QE), aunque anunció que reinvertirá los bonos que venzan «durante un período prolongado tras la fecha en la que comience a subir los tipos de interés oficiales -al menos, en verano- y, en todo caso, durante el tiempo que sea necesario para mantener unas condiciones de liquidez favorables y un amplio grado de acomodación monetaria».

Y, en medio de estas políticas de normalización monetaria, otras incertidumbres como el futuro del Brexit, el impacto de la guerra comercial y el contexto político en Europa, azuzaron la volatilidad en 2018, lastrando tanto los mercados bursátiles como los de renta fija, lo que perjudicó a todo tipo de fondos. 

Suscripciones positivas... pero en evolución

Y estos eventos en los mercados también fueron, poco a poco, pesando en el comportamiento de los inversores. Aunque los ahorradores apoyaron al sector a lo largo de 2018, con aportaciones netas positivas de más de 9.200 millones en el año, fueron modificando su comportamiento y retirando capital en los últimos cuatro meses, según se iba complicando la situación de mercado. 

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En diciembre, por ejemplo, los reembolsos rozaron los 1.500 millones de euros, el doble que las salidas de noviembre (763 millones), y éstas a su vez casi el doble que las de octubre (493 millones) y muy por encima de las de septiembre (297 millones). Estos datos indican que, según iban pasando los meses, los inversores iban sacando con mayor intensidad sus ahorros de los fondos.

Hacia productos más conservadores

Además, también hubo una segunda consecuencia palpable en los inversores: según avanzaba en año, iban sustituyendo sus preferencias desde productos más atrevidos hacia fondos más conservadores, aunque en el conjunto en el año ganan todavía los primeros.

Así, los fondos con más exposición a bolsa, los globales, captaron las mayores entradas netas (9.072 millones de euros), seguidos de la renta variable internacional con casi 4.790 millones, y la renta variable mixta (con casi 3.200 millones). Pero el comportamiento de los mercados financieros en los últimos meses asustó a los inversores, llevándoles a retirar dinero de estos segmentos y dirigiendo su dinero a fondos como los de renta fija (166 millones), gestión pasiva (casi 80 millones), monetarios (50 millones) y garantizados (23 millones), precisamente, los fondos con mayores reembolsos en el año (2.747 y 2.079 millones de salidas netas, respectivamente, para fondos de renta fija y conservadores). Todo un cambio de actitud que podría mantenerse en 2019.

Ese cambio también afectó a los fondos estrella de los últimos tiempos, los fondos mixtos: registraron salidas netas en diciembre (671 millones de euros), debido casi en su totalidad a los reembolsos netos de la renta fija mixta (casi 588 millones de euros), aunque en 2018 superan los 1.490 millones de euros de flujos netos positivos, gracias a las entradas en renta variable mixta (3.166 millones de euros). 

Y todas estas dinámicas condicionaron asimismo el crecimiento en las categorías de fondos más atrevidas, como las de renta variable o las globales, frente a las pérdidas en productos de renta fija, gestión pasiva o retorno absoluto (ver cuadro). Así, los fondos globales lideran el aumento del patrimonio en 2018, con 6.553 millones más que en diciembre de 2017 (un 18,5% más) y la renta variable mixta incrementó su volumen de activos en casi 1.554 millones de euros en 2018, aunque no logró compensar la caída de la renta fija mixta (3.310 millones de euros menos en 2018), por lo que los fondos mixtos en su conjunto experimentaron una caída patrimonial de 1.756 millones en el año. En todo 2018, los fondos de gestión pasiva son los que acumularon una mayor reducción patrimonial, superior a los 3.229 millones de euros.

En este contexto, las cuentas de los partícipes en fondos nacionales se redujeron en diciembre (73.600 cuentas menos que en noviembre), y sitúan su cifra en 11.261.923. 

¿Y en 2019?

Aunque los expertos hablan de una futura desaceleración del crecimiento, en vez de descensos en el volumen de los fondos, los datos de 2018 ponen en alerta a un sector al alza durante cinco años pero que, azuzado por los mercados, ha empezado a caer, arrastrando a los inversores y modificando sus hábitos y comportamientos. Así las cosas, la evolución de los fondos este año parece que estará en manos de los mercados, las actuaciones de los bancos centrales, las incertidumbres generadas por la política comercial, los riesgos proteccionistas, las tensiones políticas... y la regulación.
Finalmente, MiFID II ha sido transpuesta al ordenamiento jurídico español, dando portazo definitivo al cuarto supuesto pedido por Inverco, y creando condiciones especiales para la comercialización de fondos, críticas según algunos expertos.

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