MiFID II: ¿un revulsivo para la inversión en fondos?

MiFID II ya está en vigor en nuestro mercado y, además de una mayor transparencia y protección al inversor, también[…]

MiFID II ya está en vigor en nuestro mercado y, además de una mayor transparencia y protección al inversor, también podría aportar ventajas a la hora de invertir en fondos. Así lo creen los expertos, convencidos de que la normativa supone un cambio importante para la industria, en el que el más beneficiado debería ser precisamente el cliente final, pero también el fondo como vehículo.
«La industria de fondos se ha visto penalizada en términos de rentabilidad y TER durante los últimos años por el sistema de retribución de distribuidores, comercializadores, gestores y asesores», denuncia Carlos Farrás, socio director de DPM Finanzas EAFI. «Éstos vivían de las retrocesiones de las gestoras de fondos, lo cual les obligaba a incrementar sus gastos de gestión y distribución para pagar a toda la cadena hasta inversor final», explica. Esto hacía que, en la comparativa con otro tipo de instrumentos, como los ETFs, siempre salieran perjudicados en términos de gastos y retornos, de forma que, con el cambio de situación que se plantea con MiFID II, ahora la imagen de los fondos podría mejorar.

Fernando H. Estévez Olleros, secretario general de Diaphanum, considera de hecho que los fondos dejarán de ser un medio y se erigirán como un fin en sí mismos. «En el nuevo escenario vigente, con MiFID II plenamente aplicable, por fin los fondos podrán considerarse como un fin en sí mismos y no como medios para que las entidades incrementen sus cuentas de resultados», afirma. En su opinión, las carteras de los clientes (tanto bajo el servicio de asesoramiento como de gestión discrecional) se construirán con los fondos que se consideren más convenientes, y no por los incentivos que puedan generar para el comercializador: «Aunque los cambios disruptivos conllevan un período de adaptación, creemos inevitable la implantación definitiva de una normativa que impedirá los conflictos de interés y que impondrá la transparencia y el interés del cliente como prioridades en la prestación de servicios de inversión», apostilla.

Una mayor oferta para el cliente...

Pero además de ayudar a poner en valor a los fondos como vehículo de inversión, la normativa también podría resultar beneficiosa para los partícipes. En varios ámbitos, que incluyen la transparencia y la capacidad de tomar mejores decisiones al invertir en fondos, una oferta mejorada y más alineada con sus intereses, y potencialmente, un abaratamiento de los costes.

«El espíritu de la norma es el de favorecer los intereses de los inversores, ya sea dotando de la mayor transparencia la información de todos los productos que puedan ser contratados o poniendo las bases que faciliten la mejor ejecución en los mercados financieros. Esto debería traducirse en una mayor facilidad para que el público acceda a los fondos, por el incremento de la transparencia y por la mejora de la rentabilidad que deben derivarse de la entrada en vigor de la norma», defiende Ignacio Zarza, responsable del equipo de Auriga Bonos. 

Los expertos inciden en la posibilidad de que el cliente cuente con una mayor oferta y con una mayor facilidad de acceso. «MiFID II será beneficiosa para los inversores en fondos. Como consecuencia de la norma, por una parte se ampliará la gama de fondos a los que actualmente tiene acceso el inversor medio, ya que algunas entidades que hasta la fecha sólo vendían los fondos de su grupo comenzarán a ofrecer también algo de producto de terceros», explica el equipo de la firma de abogados finReg 360, capitaneado por Gloria Hernández. Pero además, los que continúen con su gama de productos también darán un mejor servicio al cliente, «ya que le deberán asesorar sobre el fondo que resulta más adecuado para sus necesidades». Por último, dicen desde finReg 360, también se está observando el surgimiento de plataformas dirigidas directamente al cliente que permiten comparar y acceder a una amplia gama de fondos: «El cliente medio tendrá así más y mejores alternativas», resumen desde la firma jurídica.

«La oferta va a ser mucho más amplia, no sólo de fondos nacionales sino también internacionales. El hecho de exigir que se ofrezcan productos de terceras entidades para que se considere mejora de la calidad de servicio me parece algo positivo y supone apoyar la línea de trabajo que la mayoría de entidades ya había comenzado hace unos años», coincide en señalar Gonzalo Rengifo, director general de Pictet AM en Iberia y Latinoamérica, convencido de que el asesoramiento, las opciones para los clientes y el servicio mejorarán. 

...y más alineada

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Así, en primer lugar, el cliente tendrá una mayor oferta a su disposición pero además las entidades coinciden en que la normativa conllevará una reducción de los conflictos de interés, de forma que la oferta se adaptará mejor a sus necesidades. Por ejemplo, al tener en cuenta que el comercializador tiene que asegurarse de que el inversor está dentro del público objetivo que ha delimitado el fabricante del fondo, también se asegura esa coincidencia de intereses.

«La oferta de fondos estará más alineada con los intereses del cliente en los servicios de asesoramiento independiente o gestión de carteras, dado que la selección de los fondos vendrá dada por su análisis y valoración de los mejores gestores para cada activo sin conflictos de interés», comenta Farrás. Eso sí, advierte de que en el resto- como mera comercialización, o asesoramiento no independiente....- seguirá habiendo riesgo de esos conflictos.

Para Arancha Lázaro, responsable de compliance de productos de Finametrix, MIFID II obliga a poner el foco en el cliente y en sus necesidades de inversión: «Las gestoras y toda la industria deberán redefinir sus productos para adaptarlos al diferente «público objetivo» y a sus necesidades», afirma.

«La confianza de diez millones de partícipes es, sin duda, el mayor activo del sector de fondos y se basa precisamente en la alineación con los intereses de los inversores, en la que el sector no ha dejado de trabajar. La oferta de una amplia gama de vocaciones que se ajustan a los diversos perfiles inversores, el suministro de información clara y sencilla o el acceso a través de múltiples canales son solo algunos esfuerzos en esta línea», defiende Elisa Ricón, directora general de Inverco.

El poder de la transparencia

Aunque la operativa con fondos no cambiará, sí habrá un mayor régimen de transparencia, pues el comercializador o los asesores se verán obligados a informar al inversor de los costes del fondo y del margen que se llevan en términos absolutos y relativos, de forma que el cliente podrá tomar decisiones más informadas. «Junto con el DFI se deben incorporar los costes de transacción y en su caso la información sobre escenarios e incentivos, así que se da un paso más hacia la transparencia, lo que mejorará la toma de decisiones por parte del cliente final», comenta el equipo de finReg 360. 

En Inverco, también valoran como positiva la mayor transparencia, algo en lo que los fondos ya son veteranos, pues si bien disponen de un documento de datos fundamentales para el inversor desde hace más de seis años, muy anteriores son las obligaciones de dar información previa y periódica sobre rentabilidad, gastos, inversiones, etc. , recuerda Ricón. Y también destacan que la mayor formación en las redes de distribución auspiciada por MiFID II va a favorecer la distribución de los fondos, «pues un paso imprescindible para una buena explicación del producto es un buen conocimiento del mismo».

Sin embargo, hablan de MiFID II con luces y sombras para el mundo de los fondos: «En la parte negativa, creo que determinadas cuestiones se han abordado de una forma desproporcionada y sin un objetivo claro. La restricción de los supuestos de legitimidad de retrocesiones o la grabación de conversaciones son solo dos ejemplos», critica Ricón. Y lanza una advertencia: «Uno de los retos de MiFID II es conseguir que todas las nuevas exigencias que se introducen en la prestación de servicios financieros no se traduzcan en obstáculos para la llegada de nuevos partícipes o el mantenimiento de los existentes».

¿Menores costes?

Volviendo a las posibles ventajas de la normativa, una de las cuestiones clave sobre la mesa es si MiFID II abaratará los fondos y los costes para los clientes, algo claro en servicios como la gestión discrecional o el asesoramiento independiente, donde son obligatorias las clases limpias -aunque también es necesario pagar por esos servicios-, pero no tan evidentes en otros.

La conclusión es que todo podría depender del servicio contratado: así, en ejecución o comercialización, el abaratamiento dependerá si la entidad ofrece al inversor clases de banca privada (más económicas) y acceso a fondos de terceros, pero el impacto de la norma será más reducido, según Farrás. En asesoramiento no independiente, los costes serán los mismos pero el cliente sabrá cuánto cuesta de una forma más clara y qué margen se lleva su entidad. En asesoramiento independiente, el cliente tendrá acceso a clases limpias (sin retrocesiones) o institucional, por lo que el ahorro en costes del fondo es significativo, si bien tendrá que soportar gastos de custodia y de asesoramiento. Y en gestión de carteras, ocurrirá lo mismo, si bien tendrá que soportar gastos de custodia y de gestión.

En resumen, las clases limpias solo estarán disponibles para el servicio de gestión discrecional o para aquellos clientes que tengan contratado un servicio de asesoramiento independiente... opciones poco extendidas, advierten en Inverco: «Las clases limpias excluyen el coste del servicio a través del que se adquiere el fondo, pero éste sigue existiendo y por tanto debe remunerarse. Por este motivo, las clases limpias serán para aquellos inversores que puedan o quieran pagar de forma explícita el servicio a través del que acceden a los fondos, lo que a día de hoy parece ser una opción poco extendida».

Fuerzas a la baja

Sea como fuere, y más allá del servicio, algunos expertos ven claras las fuerzas que llevarán a la baja a las comisiones de los fondos en un entorno MiFID II: «Es indudable que las comisiones de gestión bajarán y eso es algo que está sucediendo en todo el mundo, entre otras cosas por la presión de los fondos índice. Cuando la gente se entere de verdad de que solo un pequeño porcentaje de los fondos baten a sus índices en el largo plazo, se preguntará para qué pagar de más cuando puede llegar al mismo sitio de manera mucho más barata», comenta Martín Huete, desde Finizens. También en Finametrix creen que «la transparencia llevará a reducir comisiones para ser más atractivo y adecuado para el cliente». En opinión de Lázaro, MiFID II refuerza las ventajas de los fondos desde dos puntos de vista: desde la eficiencia del producto, pues «la transparencia en costes y la aplicación de la «mejor clase» traerá una reducción de comisiones para hacerlas más atractivas» y desde el punto de vista de la adaptación del producto a las necesidades del cliente, más que a la estructura de retrocesiones del distribuidor.
También en finReg 360 ven clara esa tendencia a la baja: «La mayor transparencia de costes provocará una tendencia a la baja de las comisiones. Si a esto le sumamos que los costes operativos para las gestoras aumenten probablemente, se reducirán los márgenes. Finalmente, lo que sí que parece que se está extendiendo es el cobro de comisiones de registro y custodia de IICs extranjeras», explican, para compensar.
Las ventajas también son evidentes, para Auriga: «El abaratamiento de los costes que puede originar MiFID II vendrá de la mano de la implantación de la mejor ejecución, tanto en renta variable como fija, que facilitará el acceso a un mayor número de plataformas en los que contratar los distintos activos financieros», explican. Esto afecta de manera directa y positiva al valor liquidativo del fondo, lo que se traduce en una mejor rentabilidad.
El 'research':
¿tendencia a la contra?
Pero también hay un elemento importante que juega en contra: la posibilidad de que el análisis encarezca los costes: «Habrá que observar en concreto qué efecto produce el nuevo sistema de pago del análisis o 'research' que las gestoras pueden asumir o repercutir a los clientes», advierte Hernández, pues su efecto aún no es claro. Hasta ahora, el pago del 'research' se venía realizando a través del volumen de negocio enviado en la operativa pero con MiFID II se pretende que estos dos conceptos, análisis y ejecución, queden claramente desligados.
Con respecto a la prohibición de retrocesiones y su impacto en los costes, no todos lo tienen claro. Desde Inverco advierten del ejemplo internacional: «La experiencia internacional nos ha mostrado ejemplos donde la separación de los costes de gestión y distribución, lejos de reducir el coste total soportado por el inversor, lo ha incrementado. En todo caso, la competencia en España es muy intensa, y las entidades están haciendo importantes esfuerzos, no sólo en términos de mejora de la calidad del servicio, sino también de reducción de costes», aclaran.
Más clases limpias y
rebajas de comisiones
Las gestoras internacionales y nacionales están en marcha para lanzar clases limpias -entre las primeras, algunas han optado por reconvertir sus clases institucionales y otras han lanzado clases nuevas pero ligeramente más caras que la clase institucional, mientras las españolas están realizando un esfuerzo mayor, ya que algunas no tenían estas clases-. Unas clases que representan un importante abaratamiento de comisiones, pues, según datos de la CNMV, las retrocesiones representan el 62 por ciento del total de la comisión y, libres de ellas, las comisiones se reducen a la mitad. Hasta el momento, varias gestoras han anunciado rebajas cercanas al 50 por ciento en la comisión de gestión pero solo para las «clases cartera», como Sabadell, Ibercaja o Liberbank, y otras como Bankia Fondos, BBVA AM o Santander AM han lanzado nuevas clases. Caja Ingenieros Gestión, atl Capital, Novo Banco, EDM, March AM, Mutuactivos y Belgravia también están lanzando clases limpias.

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