Nuevas ideas en fondos de inversión para olvidarse del ruido de mercado
Los expertos despejan con calma la volatilidad que marca 2018. Seguirían optando por la Bolsa, pero con fondos que se desmarquen de los índices
El riesgo tiene un precio: la volatilidad. Los inversores han tenido que aprender en los cuatro meses que van de 2018 lo que la calma extrema de 2017 les borró, que invertir no es garantía de nada. Ni en las Bolsas ni en los bonos. Para José María Luna, director de análisis y estrategia de Profim, que en 2017 la volatilidad marcase mínimos históricos no era lógico. Precisamente los movimientos de estos días son los que se enmarcan dentro de «lo normal». «Los mercados en ocasiones son esquizofrénicos en el corto plazo. Pasan del optimismo exacerbado al pánico generalizado», apunta Carlos Farrás, socio director de DPM Finanzas. «Pero la cordura vuelve en largo plazo», reafirma.
A posteriori resulta sencillo asignar causas específicas a los movimientos del mercado. Ahora, señala Paolo Mezza, socio de Arcano, serían la posible guerra comercial entre Estados Unidos y el resto del mundo (especialmente China) y el riesgo de una mayor regulación/impuestos para las multinacionales tecnológicas. «Son temas que hay que vigilar, pero nos parecen más una excusa para corregir el exceso de entusiasmo que han vivido los mercados desde la elección de Trump», defiende.
No es aún momento de correr hacia la liquidez. «Aunque los fundamentales de los mercados han cambiado -lo cual se refleja en la mayor volatilidad que estamos sufriendo desde hace justo dos meses- los fundamentales de las empresas no lo han hecho», defiende Sebastián Velasco, director general de Fidelity para España y Portugal. Pese al ruido, en su opinión, las perspectivas económicas mundiales siguen siendo buenas.
Así lo reafirman las propias compañías. La confianza empresarial mundial está en máximos y encadena tres años subiendo. Son las conclusiones de la Encuesta de Analistas de Fidelity, un sondeo que se nutre de las aproximadamente 16.000 reuniones que los casi 200 analistas de la firma internacional realizan al año con directivos de todo el mundo.
Quienes se identifiquen como inversores a largo plazo podrían brindar cierto apoyo a las cotizaciones. Al menos, los gestores de Fidelity sí lo harán ya que, explica Velasco, las turbulencias ofrecen grandes oportunidades de comprar a precios mucho más atractivos. Farrás también lo tiene claro: «Quien no se deje llevar por las masas tendrá oportunidad de invertir en momentos de pesimismo a buenas valoraciones y vender a los optimistas en momentos de complacencia».
Bolsa, en dosis selectiva
Del cierre difícil del primer trimestre hay que quedarse con una lección. «Que hay que incidir en la construcción de una cartera estratégica robusta y sea adecuada al perfil de riesgo de cada cliente para evitar caer en el ciclo de codicia-miedo que tanto daño hace a los inversores empujándoles a dar bandazos en base al sentimiento de cada fase de mercado», aporta Mezza. «Nunca es aconsejable tomar decisiones de inversión embriagado por la complacencia ni muertos de miedo ante las caídas», sentencia Luna. En 2018 los vientos ya no soplan tan favorables como en 2017, cuando el contexto invitaba a ser muy agresivos. Por ello, el experto de Profim aconseja prudencia, gestión activa, flexibilidad, paciencia y... fondos de retorno absoluto. ¿Por qué? Pues porque aunque a medio plazo haya que confiar aún en las acciones, ya que la política monetaria aún no es restrictiva y el mundo sigue creciendo, a corto plazo hay demasiado ruido.
Para este papel, podrían servir el Renta 4 Pegasus, el Penta Inversión A, el Old Mutual Global Equity Absolute Return A Eur Hedged Acc, el F&C Real Estate Equity Long/short B Eur Acc o el Pictet Ágora. Son fondos con' nombre y apellidos', es decir, con un gestor active detrás de los mandos, que es por lo que optaría Luna en 2018. «No es lo mismo el Valentum que su índice de referencia o el Gesconsult Renta Variable que el Ibex-35», señala; dos fondos que le sacan casi un 10% a su índice. Esto descontando ya las comisiones.
Ideas fuera de radar
Despejando las turbulencias, una idea interesante sería buscar nichos más allá de la selección clásica entre renta variable y renta fija. Farrás recuerda que el oro actúa tradicionalmente como ayuda para la diversificación y protección del patrimonio e incluso puede aportar rentabilidad en momentos de incertidumbre. «Los beneficios son particularmente evidentes en correcciones, especialmente en entornos de tipos de interés negativos o muy bajos, con una devaluación significativa del dólar y una elevada incertidumbre financiera y política», desgrana. Para tener oro en cartera no hace falta hacerse con un lingote. Una jugada posible es apostar por mineras de oro, como lo hacen el BlackRock World Gold o el Old Mutual Gold&Silver, que combina mineras de oro y plata (el 70%) e inversión en oro y plata física, o bien vía ETFs que invierten en oro físicamente.
Para proteger, pero también para redoblar las apuestas con una fuerte convicción. En los últimos tiempos están surgiendo nuevos fondos 'temáticos', estrategias que se especializan en sectores o nichos. Es una forma de concentrar las apuestas claras y desde Fidelity destacarían dos. Por un lado, el Fidelity Funds Global Financial Services. Los bancos son los claros ganadores de la retirada de los bancos centrales a nivel mundial ya que los márgenes de su negocio mejoran con una subida de tipos. En EE.UU. la caída del desempleo y el crecimiento de los salarios significa que la calidad del crédito sigue siendo alta y con perspectivas de seguir creciendo. En Europa, los rendimientos siguen en mínimos, pero esto debe interpretarse como una oportunidad para los prestamistas europeos sensibles a los tipos
Y por otro, el Fidelity Funds Global Technology. Puede parecer una idea 'contrarian', como el mercado está vapuleando a las FAANG (Facebook, Apple, Amazon, Netflix y Google) tras el reciente escándalo que rodea la red social. Pero Velasco recuerda: «El sector podría ser un gran beneficiario de una nueva oleada de gasto en el mismo, pues cada vez más las empresas de todos los sectores que buscan evitar ser engullidas por Amazon se van a ver obligadas a invertir fuertemente en tecnología de forma estructural». La industria 4.0 (la combinación del internet de las cosas, la inteligencia artificial, la computación en la nube y la robótica) está activando una cuarta revolución industrial. Y esto es una oportunidad para el inversor.
A estas últimas propuestas, Mezza añadiría la inversión en activos reales vía fondos cerrados, «en un mundo que se ha beneficiado de una forma sin precedentes de un exceso de liquidez que ahora está de retirada».