«Por muy buena que sea una compañía, si está pagando caro está pagando demasiado»
Además de entender por qué puede subir una acción, hay que estudiar por qué puede bajar. «Hay que sentir la responsabilidad del dinero de quienes han invertido en el fondo», insiste este experto.
Como gestor de renta variable americana, Marco Pirondini, director de renta variable americana de Amundi Pioneer, hace especial hincapié en el precio que se paga por una compañía. Desgrana en esta entrevista su proceso de inversión y dónde ve oportunidades ahora.
¿Cuáles son los grandes riesgos a los que se enfrenta el inversor?
Los riesgos vienen por dos frentes. Por un lado, que cuando la Reserva Federal comienza a subir tipos la volatilidad de los mercados globales también sube. Y por otro están todas las tensiones que rodean las políticas comerciales de EE.UU. La administración de Trump ha sido muy clara con sus intenciones: reducir el déficit exterior. Es un objetivo legítimo, ya que al nivel al que había crecido no era sostenible su financiación, pero, claro, hay formas y formas de lograrlo. El presidente estadounidense está abordando los tratados comerciales como si fueran acuerdos de negocio. Por lo general las negociaciones no suelen acabar mal, pero el comercio mundial es clave para el desarrollo económico. Esperamos y pensamos que esta vez no será una excepción. Y si la tensión comercial se relaja después de verano, esto podría despejar el camino para los mercados. En cambio, si explota en una guerra real tendremos un problema ya que es muy difícil imaginar cómo los beneficios empresariales podrían resistir. Dicho lo cual, es demasiado pronto para hablar de guerra comercial; estamos aún en fase de negociaciones.
¿Aún no estamos en territorio de pánico, incluso con el estancamiento de las bolsas estos días?
Puede haber correcciones, por supuesto. Es muy difícil predecir la reacción a corto plazo de los mercados. Eso es trabajo más bien de psicólogos. Lo que sí puedo afirmar es que los resultados empresariales son buenos y que así seguirán. Así que, sí hay una corrección, será una oportunidad de compra. Hay mucha gente que lleva años viendo cómo el rally se les escapaba delante de sus narices porque siempre había algo a lo que temer. Quizás esté ahora ante su momento de entrar. Esto, siempre y cuando no sucedan eventos que lastimen las cuentas de resultado.
¿Así que de momento no está deshaciendo posiciones en ningún nicho en peligro?
No, para nada. Las compañías globales están muy bien gestionadas hoy en día. Se les da muy bien ajustarse en un mundo tan cambiante. La ensambladora de Apple en China, Hon Hai, ya ha hablado de cómo están adaptándose. No soy un profeta del pesimismo, prefiero ser un optimista. El ser humano sabe adaptarse y creo que seguimos en un escenario constructivo para la economía en general.
Pero ya hay compañías que han emitido 'profit warnings'.
Los aranceles de momento son sobre productos pequeños en comparación con el comercio global. Son más bien gestos para iniciar una negociación, no lo suficientemente importante como para descarrilar la economía. Claro que toda guerra comienza con la primera bala. En cuanto a compañías concretas... bueno, quizás esto sea más bien una excusa para distraer de problemas propios. Es demasiado pronto, aún no ha habido alertas serias que se puedan achacar de manera creíble a las tensiones comerciales.
¿Cuáles son los indicadores clave que vigilar de una compañía?
Nos gustan compañías con una fuerte posición competitiva, sostenibles y capaces de invertir en áreas que les permitirá desarrollar sus beneficios. En general, nos gusta invertir como si fuéramos dueños de las compañías. También nos gustan aquellas que se puedan beneficiar de una tendencia macroeconómica positiva. Claro que, si bien hay que buscar compañías buenas, hay que vigilar también las cotizaciones. Por muy buena que sea una compañía, si está pagando caro está pagando demasiado.
¿En qué sectores encuentra ese crecimiento de resultados?
La mayoría, en el sector tecnológico y el de consumo discrecional. También hay disruptores prácticamente en todas partes, incluyendo el financiero. Es más difícil, curiosamente, encontrar crecimiento en los bienes de consumo. Anteriormente quienes dominaban el crecimiento, hoy en día parecen incapaces de hacerlo. Quizás, en parte, al freno del aumento de la clase media y, por otra, porque la distribución a través de internet ha deteriorado el poder de la marca.
El sector tecnológico es la gran estrella de 2018. ¿Cuánto de ese crecimiento se refleja ya en las cotizaciones?
El tecnológico es un sector muy amplio y diverso. Incluso hay compañías que no están bien clasificadas. Por ejemplo, Ebay para los índices es una tecnológica y Amazon un retail cuando la realidad es al revés. Visa y Mastercard son financieras. Próximamente habrá una reclasificación del MSCI que solucionará esto. Google pasará a ser medios de comunicación, etc. Y dentro de las propias tecnológicas hay diferencias. Las que están teniendo un hipercrecimiento, que indudablemente están muy caras ahora, y las que crecen de manera más estable y que están a un precio razonable dado su ritmo. Cuando estás pagando 20 veces por un Google que crece al 20 por ciento anual, es un precio aceptable. Apple cotiza a 14 veces, por debajo del mercado, y aún tienen 200.000 millones de dólares en caja. Incluso hay compañías de semiconductores que están baratas. No todo está como las gigantes del crecimiento, que han amasado una capitalización de billones de dólares sin haber presentado beneficios netos en su vida. No toda gran idea termina siendo una buena inversión.
¿Ha tenido que adaptar su modelo de análisis a las nuevas tecnológicas?
Al final del día siempre buscamos lo mismo: una compañía con fuerte ventaja competitiva que opera en un mercado en crecimiento. Los modelos han cambiado, pero es que siempre lo han hecho. Recuerdo cuando la gran discusión con las empresas de bienes de consumo era que su activo de mayor valor no estaba en su balance: su marca. Hay cambios en la economía y siempre será un reto que los balances financieros, construidos en la era industrial, se actualicen al ritmo necesario. Por eso nos gusta usar el EVA (economic value added, o valor económico añadido en español) como metodología.
¿Qué le ayuda a distinguir aquellas tecnológicas que sí lo harán?
Necesitamos darle un sentido a la valoración del activo, a sus perspectivas, que su posición competitiva está lo suficientemente consolidada como para poder hacer predicciones de beneficios y luego poder ponerle un precio objetivo a esas previsiones. Si su modelo no es lo suficientemente estable como para poder pensar si va a tener éxito o si ni siquiera existirá en un futuro entonces nos es difícil invertir. Es muy fácil hacerse ilusiones con el potencial de subida. Y es entonces cuando se olvida el potencial de caída si las cosas van mal. Es importante también estudiar cuáles son las consecuencias si no va todo como lo planeado. Hay que sentir la responsabilidad del dinero de quienes han invertido en el fondo.