Pros y contras del último grito en la gestión de fondos: la inversión temática

Casi todas las gestoras han sacado productos de renta variable centrados en temas como el cambio climático, la digitalización o el envejecimiento.

Es el último grito en la industria de la gestión de activos. Los productos de este tipo se multiplican y casi todas las gestoras cuentan con algún fondo de esta gama en su catálogo. Esta misma semana, la multinacional Natixis IM presentó en España su nueva gestora de megatendencias, Thematic Asset Management (TAM); mientras que Pictet AM y la escuela de finanzas Afi anunciaron la apertura de un centro de investigación de megatendencias aplicado a la gestión de carteras. El asunto está de moda, vaya.

Pero, ¿qué es exactamente eso de la inversión temática? Se trata de un modelo de inversión en renta variable que consiste en identificar tendencias que supuestamente van a provocar cambios disruptivos en la sociedad o en la economía. Algunas de estas temáticas que han identificado las gestoras están relacionadas con asuntos como los cambios demográficos que está viviendo el planeta (el aumento de la población mundial, la subida del envejecimiento, el crecimiento de la clase media, etc.); los desafíos medioambientales (el cambio climático, la escasez de agua, la gestión de los residuos, etc.); o la revolución tecnológica (la digitalización, los nuevos modelos de negocio como Netflix y Amazon, etc.).

Los expertos defienden que este tipo de temas van a «mover el mundo» en los próximos años y, por ello, van a suponer un motor de crecimiento futuro, con potencial para arrojar mayores retornos que otros activos. «El principal objetivo de la inversión temática es aportar alfa, rentabilidad adicional respecto a los mercados. Para ello, tiene dos motores de crecimiento: el PIB mundial y estas tendencias, que capturan crecimiento adicional», explica Vafa Ahmadi, director de renta variable temática de la filial de Amundi AM especializada en este asunto, CPR AM.

Esto cobra especial relevancia en un contexto de enfriamiento económico, donde cada vez va a ser más complicado encontrar empresas con crecimientos sostenibles en el tiempo, según Karen Kharmandarian, uno de los fundadores de Thematics AM. «Los inversores están buscando crecimiento estructural de doble dígito sostenible en el tiempo y se están dando cuenta de que, mediante megatendencias, es posible invertir en compañías líquidas cotizadas, con valor liquidativo diario, de manera muy innovadora y global», opina Gonzalo Rengifo, director general de Pictet AM en Iberia.

Facilidad de comprensión

Un factor que ha contribuido a su difusión es la popularidad de los temas en los que se suele invertir (el cambio climático o el envejecimiento de la población acaparan titulares de prensa todos los días) y su facilidad de comprensión. «La inversión temática triunfa porque tiene sentido, es fácil de entender y su contratación es simple», relata Carlos Farrás, socio director de DPM Finanzas. «Los fondos temáticos son los mejores vehículos de inversión para contar una historia. A las personas nos encanta aprender y, si entendemos las razones del comportamiento de nuestro fondo, nos es más fácil establecer una vinculación a largo plazo con él», asevera Ahmadi.

Asimismo, a los inversores les gusta que sus inversiones sirvan para algo, relata Kharmandarian. «Queremos dirigir las inversiones a algo que tenga sentido», dice. Quizá por eso, «la inversión temática se encuentra en muchos casos muy relacionada con la sostenibilidad, una cuestión sobre la cual la sociedad está cada vez más concienciada», afirma Sebastián Velasco, director general de Fidelity para España y Portugal. En nuestro país, de hecho, la inversión en temática sostenible ha aumentado en 12.000 millones de euros entre 2015 y 2017, «unas cifras relativamente modestas pero que indican una tendencia claramente alcista», según Velasco.

Pero, además de invertir en tendencias con potencial de crecimiento y fáciles de entender, los expertos aseveran que la inversión temática presenta otras ventajas, como la posibilidad de alejar a los inversores del ruido diario del mercado, movido por los datos macroeconómicos, las políticas de los bancos centrales y las noticias geopolíticas como el Brexit. «La principal virtud de las temáticas es que el inversor suele tener una visión más a largo plazo, por lo que no se pone nervioso con la volatilidad del corto plazo y es más fácil que tenga paciencia y obtenga rentabilidades atractivas a futuro», cuenta Farrás.

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Y es que la inversión en este tipo de tendencias solo tiene sentido si el inversor cuenta con un horizonte temporal de largo plazo, pues extraer el máximo potencial de las mismas podría llevar algunos años. Si bien, Velasco recuerda que hay temáticas que han superado sustancialmente a la renta variable mundial a en el corto plazo, como la gestión del agua y los residuos o la omnipresente tecnología, por ejemplo.

En ese sentido, cabe preguntarse qué temáticas son más interesantes o tienen más potencial. «La gestión del agua y los residuos, la tecnología, la sanidad, la demografía o el consumo son claros favoritos a hacerlo muy bien a medio-largo plazo. El motivo es su elevada correlación con el crecimiento de la población, el envejecimiento y el auge de las clases medias en países emergentes», explica_Velasco, quien menciona los fondos de su casa Fidelity Global Technology Fund; el Global Demographics Fund; el China Consumer Fund y el Fidelity Sustainable Water & Waste Fund, de reciente creación.

Entre todas estas tendencias, Paula Mercado, de VDOS, prefiere «la salud, en la que se puede invertir de forma combinada con la tecnología; y el cambio climático, un tema que preocupa cada vez más y en el que se está invirtiendo de forma creciente».

Contras

Sin embargo, la inversión temática también tiene sus inconvenientes. El más importante está relacionado con el hecho de que, «al ponerse de moda una temática, hace que las compañías invertibles suban en bolsa haciendo que sus valoraciones sean demasiado elevadas (precios caros)», avisa Farrás. Sobre esto, Kharmandarian reconoce que el precio de las acciones importa: «Hay gestores que identifican un tema, te construyen una cartera con aroma a temática y te dicen: cierra los ojos que dentro de diez años los abres y todo irá bien. Y no es cierto. Las valoraciones son un factor importante».

Otro asunto preocupante está relacionado con el hecho de que haya «muy pocas empresas que coticen, con un tamaño suficiente, y que se dediquen al 100% a una temática. Esto hace que, cuando se invierte en una temática concreta, a lo mejor solo el 60% esta relacionado con la misma», avisa Farrás. Sin embargo, hay quien ve en esto una oportunidad. Es el caso de la gestora Thematics, que prefiere «llegar pronto a la temática» y entrar en compañías donde el tema en cuestión represente una proporción pequeña de los beneficios pero donde haya potencial para que suba considerablemente. «Se trata de identificar a los triunfadores del mañana», dice Kharmandarian. Una afirmación que Farrás pone en tela de juicio:«Desconocemos cuáles serán las empresas ganadoras a futuro de dichas temáticas».

Por eso, los especialistas proponen, como norma general, combinar estos productos con otros en una cartera diversificada. «Invertir solo en un fondo temático supone un alto riesgo ya que, si el tema no cumple con las expectativas, puede incurrir en retrocesos importantes. Sería una buena idea combinar este tipo de fondos con otros más tradicionales, de renta fija, monetarios o, incluso, alternativos o de renta variable, dependiendo del perfil del inversor», aconseja Mercado. «Las carteras de los inversores siempre han de estar bien diversificadas según los objetivos de cada inversor y su perfil de riesgo. En Fidelity aconsejamos que estas carteras sean creadas por asesores profesionales», coincide Velasco.

Asimismo, algunos expertos recuerdan que hay productos que aúnan varias tendencias en un solo fondo, como el Thematics Meta Fund de Natixis o el Pictet Global Megatrend Selection, que gozan de mayor diversificación.

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