Supervivientes de la escabechina de los valores tecnológicos
Los fondos relacionados con la tecnología sufren un fuerte castigo pero no hay que descartarlos
Corren malos tiempos para los valores tecnológicos. Después de cinco ejercicios consecutivos de fuertes revalorizaciones (el año pasado escalaron nada menos que un 30 por ciento), han comenzado el 2022 con un comportamiento muy diferente, como refleja el retroceso del 8 por ciento que acumula ya el índice tecnológico por excelencia, el Nasdaq Composite estadounidense.
Y lo mismo le ha sucedido a los fondos centrados en este sector, hasta hace nada las niñas bonitas de cualquier cartera. El Ark Innovation ETF, uno de los fondos tecnológicos más icónicos de Wall Street, es un buen ejemplo. Cae un 18,5 por ciento en el año, aunque el castigo al buque insignia de la gurú Cathie Wood se eleva hasta el 55 por ciento desde sus niveles máximos.
Pero eso no quiere decir que todos los fondos de este sector hayan sufrido la misma presión vendedora. Los hay que han aguantado con bastante mayor entereza la escabechina tecnológica y, aunque cotizan en rojo, sus pérdidas nada tienen que ver con las minusvalías de dos dígitos que acumulan los peores de la clase (que alcanzan el 28 por ciento solo en el mes de enero, según datos de Morningstar).
Y es que, cuando vienen mal dadas, es cuando más se aprecia la pericia del gestor que lleva las riendas del vehículo.
Apostar por las telecos ha mejorado el comportamiento de algunos fondos de valores tecnológicos
Como la que han demostrado los responsables del DNB Fund Technology, los noruegos Anders Tandberg-Johansen y Erling Thune, que han situado su producto a la cabeza de la categoría por rentabilidad durante el mes de enero. En concreto, el fondo solo cae un 1,57 por ciento en su clase institucional y un 1,59 en la destinada a los minoristas, algo que puede considerarse un mérito dadas las difíciles circunstancias del mercado.
Su apuesta por el sector de las telecomunicaciones europeo es la que les ha permitido compensar parte de las minusvalías registradas por los valores tecnológicos más puros. Así, por ejemplo, las subidas del tres por ciento en Deutsche Telekom y del 15 por ciento en Ericsson han equilibrado las pérdidas que se anotan Microsoft o Alphabet (todos ellos presentes en el top 5 del producto).
El segundo fondo tecnológico que menos cae de los registrados en España es el EdRF Big Data, de la casa Edmond de Rothschild, centrado en las nuevas tecnologías de analítica de datos. «Pierde en lo que va de año un 1,65 por ciento, frente al cerca del 30 por ciento que se dejan los fondos que invierten en valores tecnológicos de pequeña capitalización o el cerca del 20 por ciento de los fondos que invierten en inteligencia artificial», apunta Mar Barrero, directora de análisis de Arquia Profim Banca Privada.
Según ella, este producto destaca porque «no solo invierte en el sector de la tecnología sino también en empresas de todos los sectores que están avanzando en la digitalización de sus negocios o que aprovechan esa digitalización de la información en la cadena productiva». Así, su top 5 lo componen las compañías Orange, Netapp, Akamai, AXA y Fedex.
Un producto de gestión española brilla en el tercer puesto de la lista de fondos tecnológicos por rentabilidad. Se trata del GVC Gaesco T.F.T. FI, que «solo» se anotó unas pérdidas del 2,83 por ciento en enero. De nuevo, la elevada exposición del producto a sectores no puramente tecnológicos como la salud (43 por ciento) y las telecomunicaciones (26 por ciento) es lo que le ha permitido sacar la cabeza. Vodafone es el valor que lidera su top 5.
Preferencia por valores de calidad
Más allá de esta diversificación sectorial, Mar Barrero apunta otro factor que ha resultado distintivo para sobrellevar la situación: la preferencia por valores consolidados y de calidad. «Todos los fondos han corregido, en general, pero la corrección es algo menor en aquellos que invierten en las grandes compañías del sector, que son las que cuentan con negocios más saneados y no necesitan financiación para acometer nuevas inversiones o proyectos. El fondo EdR Big Data o el fondo Fidelity Global Technology son dos de ellos», apunta esta experta.
Este último, el Fidelity Global Technology, se deja un 4 por ciento este 2022 y también resalta por su pericia para sortear la situación gracias a su apuesta por empresas grandes y con buenos fundamentales (Microsoft, Apple, Amazon, Visa y Alphabet son las mayores posiciones de la cartera).
Apostar por valores tecnológicos consolidados
Celso Otero, gestor del fondo tecnológico de Renta 4, también prefiere a las bigtech frente a las empresas con menos trayectoria y exageradas perspectivas que han encandilado al mercado en otros tiempos.
«Existen compañías que han vendido un posible futuro de oro pero que todavía no lo tienen desarrollado. Pero esto es más especulación que inversión. Nosotros no estamos cómodos ahí ni lo hemos estado antes. Muchas de ellas han caído pero nos da un poco igual el precio. Que estén a 30 o a 15 veces ventas, lo que sucede es que les queda mucho por demostrar», argumenta.
En cambio, Otero prefiere valores como Facebook, Amazon, Microsoft, Alibaba, Tencent o ASML. En todo caso, más allá de volverse más selectivos con lo que se mete en cartera, lo que sí tienen claro los expertos es que los inversores no deben abandonar por completo el sector de la tecnología, por mucho que en estos momentos se encuentre en el ojo del huracán.
«Hay que seguir contando con fondos que inviertan en el sector tecnológico», apunta Barrero, quien menciona productos como los citados Fidelity Global Technology y EdR Big Data o el BNY Mellon Blockchain.
«A corto plazo, hay que tener presente que la tecnología va a sufrir pero, a largo plazo, me sigue gustando. Seguimos inmersos en una era de digitalización y automatización. Y eso es imparable», corrobora José María Luna, quien añade el Gam Star Disruptive Growth en la lista de estrategias prometedoras.
Sensibilidad a las subidas de tipos
Pero, ¿a qué se debe todo este sufrimiento que está padeciendo el sector y que menciona Luna? Distintos factores se han conjurado a la vez para provocarlo y desatar las ventas en el Nasdaq.
El primero de ellos tiene que ver con las elevadas valoraciones alcanzadas por los valores tecnológicos tras una racha alcista tan prolongada en el tiempo. «Es una temática que cotizaba a unos múltiplos muy altos a nivel fundamental», explica Luna.
El segundo motivo tiene que ver con el agotamiento de las políticas monetarias acomodaticias impulsadas a partir de la crisis financiera (las mismas que abonaron el buen comportamiento de la tecnología durante años y cuyo final está amargando la vida al sector).
En concreto, los bancos centrales liderados por la Reserva Federal estadounidense (la Fed) han anticipado un giro en la política monetaria para embridar las presiones inflacionistas. El organismo presidido por Jerome Powell, en concreto, planea subir los tipos tres veces durante el ejercicio que acaba de comenzar.
El perjuicio del aumento de los tipos de interés
«Por su mayor necesidad de financiación, las empresas tecnológicas son las que más perjudicadas se verían ante un incremento fuerte de los tipos de interés», explica Barrero (del mismo modo que los valores tecnológicos fueron los claros vencedores de la era de expansión monetaria que podría estar tocando a su fin).
Pero la necesidad de financiación no es el único motivo. La subida del precio del dinero también provoca un problema de valoración. «Las tecnológicas son muy sensibles a esto porque reducen su valoración por descuento de flujos de caja», relata Otero.
Por último, el incremento de los tipos suele impulsar la rentabilidad de la renta fija, de manera que también existen menos incentivos para invertir en bolsa. «Se trata de un asunto que le puede hacer daño a ese sector; así como la rotación de los inversores hacia el value», zanja Luna.