Ahorro y certidumbre para el futuro

Ingresos al alza y moderación del crecimiento del gasto, lo que ha llevado a que la tasa de ahorro de las familias europeas alcance en 2018 el 12 % de la renta bruta disponible. 

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El dato no está lejos del promedio observado desde finales de los noventa. Aunque lo que cambia es la retribución del ahorro, ahora en niveles mínimos históricos. El ahorro permite un consumo estable a lo largo del ciclo vital. La riqueza se vincula al ahorro y también a la deuda. La riqueza de las familias europeas ha aumentado un 5 % el año pasado, especialmente por la revalorización de los activos inmobiliarios. La riqueza financiera se mantuvo estable en 2018. 

Las discrepancias de ahorro por países pueden responder a varios factores, como el nivel de renta, la estructura demográfica, condiciones socioeconómicas e institucionales. También a la incertidumbre acerca del futuro, que puede llevar a las familias a asumir más o menos deuda y a las propias condiciones de endeudamiento. 

El contexto de tipos de interés oficiales nulos siguió fomentando la firma de préstamos a tipo de interés fijo: un 70 % de las nuevas operaciones de préstamo para vivienda se ha firmado con un tipo de interés fijo. Las familias europeas se inclinan en su mayor parte por conocer de antemano la cuota a pagar, con tipos de interés actuales en mínimos históricos.

La deuda de las familias europeas se mantiene en niveles estables del 58 % del PIB, solo algo superior al existente antes de la crisis. El dato no está lejos de la deuda de las familias españolas, según conocimos ayer, tras el fuerte proceso de desapalancamiento llevado a cabo durante la crisis.