Aire fresco en el viejo Concierto de Año Nuevo

Un conocido y viejo chiste explica cómo la picardía austriaca ha sido capaz de hacer pasar a Hitler por alemán[…]

Un conocido y viejo chiste explica cómo la picardía austriaca ha sido capaz de hacer pasar a Hitler por alemán pese a su origen austrohúngaro y a Beethoven por vienés aún habiendo nacido en Bonn. Nada impide, por tanto, que a partir del 1 de enero de este joven 2019, el director Christian Thielemann pase a ser el nuevo guardián de las esencias musicales vienesas, y se olvide que su ciudad natal es Berlín. Al fin y al cabo entre Alemania y Austria solo media una fina línea, según dibuja Google Maps, frontera contemporánea para aquel conglomerado de reinos que pudo ser el «espacio vital» de la Gran Alemania, según se soñaba en vida de los Strauss y sus amigos músicos. Pero es que además, el tema fronterizo se diluye en un asunto estrictamente administrativo ante un universal tan poderoso como la música, lo que hace perfectamente viable que aquel joven Thielemann que llegó al mundo de la interpretación dispuesto a encarnar, recuperar y preservar la esencia germana del repertorio patrio, y que tanto ha hecho por autores de sustancia como Wagner, pueda ser, desde ahora, y tras su primera aparición en el «Neujahrskonzert», el nuevo mesías del vals y otras danzas vecinas.

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