Apple, exuberancia irracional y un iPhone 5 poco sorprendente
La presentación de Apple de ayer volvió a dejar claro quién sigue marcando tendencia en el mundo del márketing. La[…]
La presentación de Apple de ayer volvió a dejar claro quién sigue marcando tendencia en el mundo del márketing. La compañía de la manzana ha vuelto a lograr que usuarios, periodistas, analistas e inversores dedicaran meses y meses a especular sobre las gracias y desgracias del esperadísimo iPhone 5. En la redacción de Inversión lo hablamos: una impagable publicidad gratuita. Ahora, tras su presentación, resulta difícil no hacerse una pregunta: ¿Qué hay de nuevo?
Sin entrar en los detalles más técnicos, la presentación de Phil Schiller, vicepresidente mundial de márketing de Apple, no hizo más que confirmar todas y cada una de las principales características con las que se había especulado: pantalla más alargada (cuatro pulgadas), resolución mejorada, conector más pequeño, carcasa metálica, un nuevo procesador, nuevas aplicaciones de mapas, etc... Las filtraciones previas del iPhone 5 han superado a las del iPhone 4. Y estaba complicado, después de que un ingeniero dejase olvidado, intencionada o desintencionadamente, un prototipo de este dispositivo en un bar cercano a Sylicon Valley. Y así... ¡Oh, casualidad! El secretísimo dispositivo llegó a manos de un redactor de un conocido blog tecnológico estadounidense, que lo diseccionó hasta el último píxel.
Y así, Apple consigue lo que quiere. Que todo el mundo hable del iPhone 5 de todas las maneras posibles. A la compañía le gusta la grandilocuencia y sus pretenciosos eslóganes satisfacen la pasión de sus seguidores más fanáticos: "Lo más grande que le ha pasado al iPhone, desde el iPhone"; "El sistema operativo más avanzado del mundo"; "Cámara iSight, amplía tus horizontes", etc...
Lo que resulta más preocupante es que esa grandilocuencia y pasión irracional se ha traspasado también a los sesudos analistas bursátiles. Pocas cosas habrán llenado tanto de felicidad esta semana a Tim Cook, consejero delegado de Apple, como el último informe de un banco estadounidense. En él se aseguraba que el iPhone 5 podría elevar el PIB de Estados Unidos entre un 0,25% y un 0,50%. ¿Otra forma de marketing? El informe llega en buen momento. La compañía de la manzana ha recibido un aluvión de críticas en Estados Unidos por fabricar sus productos fuera del país y colaborar poco en la recuperación del empleo norteamericano.
En ocasiones, escuchar a analistas estadounidenses hablar sobre Apple, se parece a escuchar a un fanático acampado a las puertas de unos grandes almacenes ansioso de comprar un iPhone. Algunos informes de bolsa parecen estar más centrados en los píxeles de las pantallas del teléfono móvil, que en el balance de la compañía. Y esto despierta ciertas dudas sobre la credibilidad de estos análisis.
No niego que las cosas le vayan bien a la compañía. No niego que el iPhone 5 sea un buen teléfono. Apple es el valor de moda. Un día después de la presentación del terminal, 29 analistas han revisado su recomendación y precio objetivo sobre la compañía de Cupertino. 28 recomiendan comprar, sólo uno aconseja mantener y casi todos han elevado su precio objetivo. Hay quien la ve por encima de los 1.000 dólares y lo cierto es que la capitalización bursátil de Apple supera con creces la de las 35 compañías de nuestro Ibex en su conjunto. La pasión existe, pero ante esta abrumadoras cifras y el espectacular repunte de los últimos años, me resulta complicado apartar de mi mente un concepto acuñado por Alan Greenspan, el anterior presidente de la Reserva Federal: exuberancia irracional.