Argentina en el punto de mira
La crisis de los países emergentes, de la que estamos viendo sólo sus inicios, está teniendo un efecto global y afecta a todos los países que han sido exportadores masivos de materias primas a los grandes compradores asiáticos, principalmente China.
La crisis de los países emergentes, de la que estamos viendo sólo sus inicios, está teniendo un efecto global y afecta a todos los países que han sido exportadores masivos de materias primas a los grandes compradores asiáticos, principalmente China.
Es cierto que el alza del precio de los commodities no ha sido sólo fruto de la demanda de los consumidores de éstas, sino que, además, se han visto reforzadas por las compras de grandes fondos dedicados a materias primas que contaban con enormes cantidades de liquidez, tras las políticas monetarias expansivas promovidas, entre otros, por la Reserva Federal de Estados Unidos.
En un país muy cercano a nosotros como es Argentina, estamos presenciando una repetición de hechos que ya han sucedido en tiempos pasados. De momento, la devaluación del peso argentino se ha producido con la aquiescencia forzada del Gobierno y Banco Central, pero todo da a entender que ni la divisa se va a quedar donde está ni la situación económica del país tampoco.
Las reservas de divisa de este país se encuentran en caída libre, después de que tan solo en el mes de Enero hayan caído cerca de un 9%, hasta alcanzar la menguada cifra de 28 billones de dólares. Los exportadores agrícolas argentinos, principalmente de soja, se niegan a vender sus cosechas, incluso con un peso sensiblemente más débil, porque esperan poder obtener mejor precio en el futuro, a medida que su divisa siga a la baja. El Gobierno se encuentra en plena negociación con ellos para intentar conseguir que depongan su actitud.
La inflación ascendió el año pasado a la abultada cifra -no oficial- de un 28%, y los minoristas no perdieron tiempo en subir los precios de sus artículos, después de la devaluación. Para este año se espera que el nivel de inflación supere el 30%.
Con todo ello, los tipos de interés reales, a pesar de que el Banco Central los elevó hasta un 26%, siguen siendo negativos, y lo razonable es pensar que seguirán al alza durante todo este año. A todo ello hay que sumar un déficit presupuestario de casi 3 billones de dólares, en 2013, que no facilita la estabilidad de precios y se espera que para este año siga incrementándose
Por último, el crecimiento se verá mermado ante este panorama y las expectativa son de caída desde el 3% -no oficial- del año pasado, hasta un 1.5% en éste. Sin posibilidades de incrementar la inversión pública y con unos tipos de interés desorbitados por una inflación desbocada, el crédito en este país se puede dar por inexistente.
Todo indica que el país se dirige a una nueva depresión económica, que si bien esta vez no afectará a la deuda pública, ya que esta es prácticamente inexistente, si que afectará , por supuesto a la población, y a las empresas extranjeras con inversiones en Argentinas.
España es el primer país del mundo con inversiones allí, con un total de 22.115 millones de activos en este país. La cifra ha venido reduciéndose en los últimos años, pero todavía sigue siendo significativa. Las inversiones más importantes corresponden a las tres grandes empresas del Ibex Telefónica, BBVA y Santander.
De las tres, es Telefónica, con diferencia, quien se encuentra más expuesta. La compañía de comunicaciones española controla, aproximadamente, el 30% del mercado de telefonía móvil y ADSL del país y la participación de los ingresos argentinos en la cuenta de resultados de Telefónica fue de un 5.3%.
Los dos grandes bancos españoles, sin embargo han reducido su riesgo en Argentina, y la dependencia de su cuenta de resultados, con respecto a este país, es mínimo. De nuevo, pues, nos encontramos contagiados por una crisis, que de manera recurrente, viene sucediendo desde los años 80, y que si bien es cierto, en esta ocasión los daños están minimizados por acciones preventivas tomadas con anterioridad, también lo es que nuestro país se encuentra en una situación muy diferente que en ocasiones anteriores, y no se puede permitir ni el más mínimo contagio. Nuestras defensas están bajas y un simple resfriado nos puede volver a meter en la cama