Crecimiento mundial

Uno de los motivos de preocupación de nuestros inversores es la de saber si el ciclo está agotándose o no.[…]

Uno de los motivos de preocupación de nuestros inversores es la de saber si el ciclo está agotándose o no. Y no es una cuestión cualquiera; nuestra recomendación, enfocada a sobreponderar las acciones e infraponderar los bonos, está impregnada de una visión continuista del ciclo actual. 

Por ello, la revisión a la baja del crecimiento global por parte del Fondo Monetario Internacional (FMI) ha causado inquietud. No obstante, es importante destacar dos puntos relevantes. El primero es que estamos en cifras elevadas de actividad; hablamos de que el  FMI espera un crecimiento del 3,7 por ciento en 2018 y en 2019, cifras que comparan favorablemente con niveles por debajo del 3,3 por ciento que han sido más la norma en esta década. El segundo es que el ajuste a la baja ha sido moderado, pues hemos pasado de un 3,9 por ciento anterior para ambos años y la revisión a la baja ha sido solo de un 0,2 por ciento.

Lo cierto es que el crecimiento mundial ya no es tan boyante ni tan equilibrado como era a principios de este año, lo cual no siendo bueno no es dramático. La lectura que debemos hacer es que el mundo sigue con buenas cifras de crecimiento y una más que aceptable sincronización entre áreas, si bien esta lectura se haya deteriorado, pero es que la anterior era muy buena. 

Lo que sí destaca es la relevancia de los riesgos, pues los que pueden presionar de dinamismo actual a la baja se han incrementado. Entre estos destaca la amenaza de guerra comercial entre  EE. UU. y sus socios, especialmente China. No conocemos el desenlace final; queremos seguir pensando que este será un acuerdo, porque los efectos de una guerra comercial son siempre nocivos para ambas partes y la asimetría del perjuicio (que uno salga más perjudicado que otro) no es argumento que justifique económicamente una postura contra el pacto.

Los asuntos europeos tampoco están ayudando. Seguimos pensando que el 'Brexit' es malo, tanto, y especialmente para el Reino Unido, y para Europa y que este factor debería flexibilizar las negociaciones, pero no es este el tono que percibimos en las mismas.

La tensión entre Italia y la Comisión Europea (CE) tampoco está ayudando. Esta se ha dejado sentir en los mercados con un aumento de los diferenciales no solo de Italia sino también de los demás países europeos periféricos, como España. No es fácil encontrar una solución porque la CE no tiene mucho margen de maniobra desde el punto de vista económico. Si se alcanza una solución política que no satisfaga a los mercados, estos actuarán en consecuencia.

Los desequilibrios en algunos países emergentes tampoco ayudan. Pero en este tema queremos destacar que, si bien se está percibiendo como algo que afecta al conjunto, ni mucho menos el mundo emergente está en una situación inestable y que más bien esta se concentra en algunos países y sin signos generalizados de contagio indiscriminado. En este sentido, sigue habiendo buenas noticias de Asia (China, India, etc.), Rusia y países de Oriente Medio. México ha sorprendido favorablemente con el acuerdo de libre comercio con EE. UU. y los mercados han dado una acogida favorable a los resultados de la primera vuelta de las elecciones presidenciales en Brasil (el real ha pasado de 4,2 a mediados de septiembre a  los 3,7 actuales).

Es cierto que los pronósticos de subidas de los tipos americanos no son buenas noticias para el crecimiento, pero también lo es que la Reserva Federal goza de un amplio margen con los niveles actuales de inflación, de modo que puede posponer o incluso moderar las subidas previstas si los efectos de estas impactaran muy negativamente no solo a la economía norteamericana, sino también a la mundial. 

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En conjunto, sí es cierto que han aumentado los riesgos a la baja del crecimiento mundial, pero esto no significa que se tengan necesariamente que materializar. Y lo cierto es que todavía vemos un ciclo en cifras más que aceptables de expansión y sincronizado, aunque esta sincronización sea menor que la de principios de año. 

Y desde luego no es un argumento como para que variemos nuestra recomendación de activos por esta razón.
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