Debate Presupuestos: Montoro está crecido
Cristóbal Montoro, ministro de Hacienda y Administraciones Públicas, está crecido. El que en otro tiempo fuera un ministro técnico, procedente del Instituto de Estudios Económicos, se ha convertido ahora, en el Gobierno de Mariano Rajoy, en un ministro de discurso eminentemente político
Cristóbal Montoro, ministro de Hacienda y Administraciones Públicas, está crecido. El que en otro tiempo fuera un ministro técnico, procedente del Instituto de Estudios Económicos, se ha convertido ahora, en el Gobierno de Mariano Rajoy, en un ministro de discurso eminentemente político. Tal parece que está haciendo continuas oposiciones para convertirse en el próximo vicepresidente económico.
Probablemente Montoro pensó que el debate sobre cifras y datos de los Presupuestos corresponde a otro momento: aquel en el que se debaten las enmiendas parciales, pero nunca se están defendiendo las enmiendas a la totalidad. Así las cosas, el ministro de Hacienda, gran estrella siempre en este tipo de debates, apostó por el debate político provocando el malestar de algunos portavoces, como Rosa Díez de UpyD, que elaboró una intervención marcadamente técnica, llena de datos y cifras, y encontró a un ministro de Hacienda que no le respondió con un solo dato y, además, la reprendió como hizo con otros portavoces. Fue uno de los momentos más tenso del debate.
Montoro sobreactuó en sus intervenciones apostando por ese carácter político de su discurso y decidió eludir el debate presupuestario para responder al portavoz socialista, Alfredo Pérez Rubalcaba, recordándole con frecuencia la herencia socialista que el actual Gobierno había recibido. Aludió también a la herencia al contestar a Duran y Lleida, representante de Convergencia i Unió, al señalarle que "el problema de Cataluña y del Gobierno de Cataluña era la herencia que habían recibido". Pero, Durán decidió no seguirle en tal discurso y mantener su oposición a los Presupuestos por no contemplar cantidad alguna de la deuda que el Estado central tiene con Cataluña.
Pese a su intento, Cristóbal Montoro no pudo evitar las críticas de los partidos que presentaron enmiendas a la totalidad a estos Presupuestos. Una crítica coincidente: los Presupuestos parecen demasiado optimistas en el cálculo de los ingresos teniendo en cuenta la caída en el crecimiento económico que contempla, incluido el aumento del paro. Fue unánime la opinión de los portavoces y su conclusión: difícilmente podrá cumplirse con el objetivo del déficit. No en vano, el debate giró en sus principios alrededor del dato del déficit público definitivo en el 2011, superior al que el Gobierno Socialista había indicado en un primer momento. "Ello se debió -señaló Rubalcaba- a una caída mayor de lo previsto de los ingresos".
La otra coincidencia fue la crítica a la caída de la inversión en todo lo relativo a investigación. Ante estas críticas, Montoro, muy seguro siempre de sí mismo, insistió en que no era posible hacer otros Presupuestos. Los únicos posibles en su opinión para hacer frente a la caótica situación heredada.