Desplome del oro. ¿Cambio en las reglas de juego?

La caída libre del oro durante los últimos días ha centrado gran parte de los titulares, relegando así a otras noticias del ámbito financiero

La caída libre del oro durante los últimos días ha centrado gran parte de los titulares, relegando así a otras noticias del ámbito financiero. El oro, que ha sido el predilecto de muchos inversores durante la última década y ha generado buenas recompensas durante ese tiempo, de repente se vuelve vulnerable. ¿Será que este último movimiento marcará el final del repunte que comenzó en 2001? ¿O será que la historia demostrará que se trata de una gran oportunidad para invertir?

Hasta el viernes pasado, el oro había permanecido consolidado durante 18 meses dentro de un amplio rango comprendido entre 1.525 y 1.800 dólares/onza. Pero, sobre todo, desde el pasado mes de septiembre se ha constatado una lenta tendencia bajista tras un tercer rechazo del nivel de 1.800 dólares/onza. Los operadores especulativos, tales como los fondos de cobertura que tienden a reaccionar rápidamente cuando se producen cambios, comenzaron a perder la fe ya en el mes de septiembre: a partir de un máximo en la posición larga neta de futuros y opciones de casi 20 millones de onzas, comenzaron una reducción gradual, y el martes su posición bajó a apenas 5,6 millones de onzas.

Los inversores que utilizaron productos negociados en bolsa o fondos negociados en bolsa para adquirir una exposición larga al oro, continuaron acumulando o manteniendo sus posiciones hasta febrero, momento en el que la continua debilidad en el precio comenzó a generar un impacto. Este segmento de inversores generalmente se vislumbra como un segmento más "largoplacista".

Además de muchos inversores minoristas pequeños, también incluye a algunos grandes fondos de cobertura como Paulson & Co., quien para finales de 2012 contaba con 21,8 millones de acciones en el principal fondo, el SPDR Gold Trust. El desencadenante durante el mes de febrero, que condujo a un repunte en la reducción de reservas de ETPs, fue la ruptura técnica por debajo de 1.625 dólares/onza, el que algunos días más tarde fue seguido de una señal de venta técnica llamada "cruce de la muerte", el 20 de febrero. Durante los últimos cinco años dicha señal, que se dispara cuando la medía móvil de 50 sesiones pasa a la de 200, ha provocado, en dos de cada tres ocasiones, caídas entre el 15 y 9%.

Al haber tantas inversiones en productos cotizados en bolsa, la bola comenzó a rodar. Durante el pasado mes, constatamos una liquidación larga continua, a pesar del soporte de las variables económicas, generado por la crisis de deuda de Europa representada por Chipre, por los datos económicos más indulgentes, provenientes de EE.UU. y China, y por un programa de compra masiva de activos por parte del Banco de Japón.

Lo que realmente puso nerviosos a los inversores fue la posibilidad de que Chipre venda sus reservas de oro para cubrir sus pérdidas. Dicha venta podría ser absorbida fácilmente por el mercado. Pero surgió la preocupación acerca de que si se implementa esto último, podría generarse un precedente para los bancos centrales de otros miembros periféricos de la eurozona. Dicha acción tendría un impacto mucho mayor sobre los mercados del oro, considerando las reservas actuales de países como España e Italia. Sumado a este descenso continuo de los precios por parte de otra de las principales instituciones especializadas en metales preciosos, el rumbo quedó fijado, y una vez que se alcanzó y se superó el nivel de soporte de 1.525 dólares/onza, como si este ni siquiera existiera, la ola de órdenes de venta provenientes tanto de los mercados de spot como de futuros provocaron una bajada en picada de los precios. Durante las primeras horas de la matanza el viernes pasado, casi 9 millones de onzas de futuros de oro habían cambiado de dueño.

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La pérdida de 59 dólares, constatada el viernes, fue seguida de un movimiento aún más importante ayer, y el gran interrogante que todos se plantean es: ¿cuándo finalizarán las ventas? Tal como se mencionó anteriormente, el soporte de las variables económicas ha aumentado, pero se ha ignorado durante las últimas semanas. Hasta que no se establezca un suelo, la debilidad económica adicional que podría conducir a la permanencia del soporte generado por la compra de activos en EE.UU., tendrá un impacto limitado o inexistente. Está claro que el panorama técnico es muy desalentador, habiéndose establecido una resistencia sólida entre 1.500 y 1.525 dólares/onza, una zona que, sin duda, se verá afectada por nuevas ventas en caso de que esto se repita próximamente.

La caída parece bastante clara hacia 1.300 dólares/onza, lo que representa un 50% menos que el repunte tras el desplome provocado por Lehman Brothers en el otoño de 2008. También cabe señalar que el precio actual, apenas por encima de 1.400, se encuentra dentro de la zona de consolidación entre 1.300 y 1.425 dólares/onza, nivel donde el oro permaneció durante seis meses desde finales de 2010 hasta principios de 2011.

La subida que duró varios años ha finalizado, pero seguramente sea demasiado pronto para hablar de una inversión completa de la tendencia. Los próximos días y semanas serán muy importantes, ya que esto se ha convertido en una guerra de nervios. ¿Se verán forzados lo inversores en ETPs, especialmente los más importantes, a continuar vendiendo? Junto con las ventas cortas de fondos de cobertura, este escenario podría generar aún más debilidades. ¿O será que el entorno económico desacelerado generará finalmente algún tipo de soporte?

Tal como se ha mencionado en pronósticos anteriores, hemos mantenido una visión constructiva respecto del oro, pero también somos conscientes de que una ruptura por debajo de 1.500 dólares/onza implicaría un posible cambio de rumbo. Se espera un soporte cerca de 1.300 dólares, seguido de un periodo largo de consolidación, con una resistencia en 1.550 dólares por onza. El proceso de recuperación de la confianza de los inversores será largo y ni siquiera ha comenzado aún.

Ole S. Hansen, Analista Senior de Materias Primas, Saxo Bank.
 

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