Dinero sin fronteras

Gestores y responsables de banca privada coinciden al declarar que en los últimos meses es creciente el número de ahorradores[…]

Gestores y responsables de banca privada coinciden al declarar que en los últimos meses es creciente el número de ahorradores e inversores españoles que vuelven a interesarse por la posibilidad de colocar una parte de su dinero fuera de nuestro país. Tal interés había decaído en los dos últimos años después de que en el 2012/2013 muchas entidades ofrecieran tal posibilidad ante la fuerte demanda existente entre sus clientes. Los propios problemas de la Unión Europea (Grecia, Ucrania, futuro del euro...) y la incertidumbre que se abre en España ante los próximos procesos electorales en medio de un ambiente donde proliferan los casos de corrupción podrían explicar ese deseo de los ahorradores españoles de colocar una parte de su dinero fuera de España. Y ello pese a que Hacienda obliga a su declaración y mantiene un férreo control de sus titulares.

Sin embargo, a la vista de lo que ha sido históricamente el interés del dinero español por buscar refugio en otros países, no habría que perder tiempo buscando razones para explicar ese nuevo interés y el flujo que podría producirse. El director de la Agencia Tributaria informaba está misma semana de que el volumen de dinero español declarado y colocado en otros países alcanza los 120.000 millones de euros. Ninguna tontería si se tiene en cuenta que supera el 11 por ciento del PIB. Estamos hablando del dinero declarado, del no declarado afloraron 40.000 millones con motivo de la última amnistía fiscal. Por tanto, parece que algunos inversores no han precisado hasta ahora de muchas incertidumbres para poner una parte de su dinero a miles de kilómetros o a escasos metros, si uno opta por Gibraltar.

La situación actual de tipos negativos en los activos considerados hasta ahora más seguros y de menor riesgo puede estar favoreciendo también ese creciente interés por llevar el dinero más allá de nuestras fronteras. Si se acepta que ya no hay activos sin riesgos, el inversor parece más dispuesto a asumir nuevas situaciones sin que ello suponga eludir la legalidad.

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