El árbitro desquicia a una afición harta
La afición del Real Madrid no es radical en sus expresiones. Ni anima con fervor ni se queja con demasiada[…]
La afición del Real Madrid no es radical en sus expresiones. Ni anima con fervor ni se queja con demasiada energía. Al final pitó al equipo por la derrota, pero ya no quedaba casi nadie en la grada. El nefasto arbitraje de Munuera Montero, que no señaló un claro penalti a Vinicius y otro posible a Ramos, centró también las protestas en su persona. Nadie entendió por qué no recurrió al VAR. Ni por qué Mario Melero, jefe del VAR, no le dijo que Rulli cometió un claro penalti sobre Vinicius y que observara por televisión la «cama» que Illarra le hizo a Ramos. Pero el seguidor blanco no suele consolarse con los arbitrajes. Muestra sus decepciones con el silencio o con su ausencia del estadio. Prefiere no estar cuando las cosas van mal, porque no desea ir para enfadarse. Prefiere quedarse en casa o marcharse con la familia a celebrar la fiesta de Reyes en casa de los abuelos. Es lo que sucedió ayer en el Bernabéu. Solo Vinicius, espléndido en su estreno como titular en Liga, levantó los aplausos. Solari se quejó de la inanición del VAR.