El FMI y las trágicas profecías autocumplidas

El Fondo Monetario Internacional ha calculado que, entre junio de 2011 y junio de 2012, salió de España un capital[…]

El Fondo Monetario Internacional ha calculado que, entre junio de 2011 y junio de 2012, salió de España un capital equivalente a casi un tercio de la riqueza que el país crea en un año. Y avisa: el goteo (o más bien la salida a chorros) continuará. La institución que preside Christine Lagarde cree que, de dilatarse esta situación de indefinición y parálisis europea, la prima de riesgo de España puede llegar a los 750 puntos básicos (alrededor de 300 por encima de los niveles actuales). Con esta evolución de los costes de financiación que no sólo afectaría al Estado, sino también a las empresas, la contracción de la economía española puede llegar al 3,2% el año que viene, frente al 1,3% previsto en su escenario central.

El FMI no tiene muy buen historial en esto de las previsiones económicashref="http://www.esade.edu/sites-esade/esp/diana">, es cierto. Pero su influencia es muy superior a la de quienes aciertan. Por eso, es muy preocupante y, posiblemente también muy irresponsable, aventurado y gratuito por su parte haber puesto un número al posible desboque de la prima de riesgo. Una crítica aún más feroz podría hacérsele al FMI: poner un número a la prima de riesgo es hacerles las cosas muy fáciles a quienes especulan con la deuda pública. Con esa idea en mente, con el miedo a que se cumpla ese terrible escenario para la deuda española, los inversores forzarán la máquina y venderán bonos españoles hasta que la prima llegue a los 750 puntos básicos, lo que equivale, más o menos, a un interés del bono a diez años en el 9% si es que la rentabilidad del bono alemán se mantiene en el entorno actual del 1,5%. Por eso hablamos de profecías que tienen la capacidad de autocumplirse. Podemos despedirnos del efecto placebo de las palabras del presidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi.

¿Por qué 750 puntos básicos y no 800 o 700? ¿Qué cálculos hace el fondo para llegar a ese número? ¿No les parece un poco gratuito? 

Los fundamentos de la economía española son malos. Pero si decimos que el pronóstico del FMI es aventurado es porque en la dinámica en la que están inmersos los mercados desde 2010 no sólo cotizan los fundamentos (las cifras de PIB, la deuda pública, el paro...), cotizan otras muchas más cosas. Los sentimientos, la irracionalidad de los inversores, el miedo, los "animal spirits" de los que habló Keynes y que el FMI en definitiva alimenta. Y también la doctrina del shock para que quienes siempre quisieron reducir el Estado hasta el tamaño perfecto para poder tirarlo de una patada al retrete puedan llevar sus ideas a la práctica con más comodidad y justificación.

No es Rajoy, es Merkel

Le podemos echar la culpa al Gobierno español porque no pide el rescate por cálculos electoralistas. O por simple ineptitud. O por numantina resistencia. Pero cada vez hay más señales de que no es Mariano Rajoy el que no quiere pedir ayuda, sino que es Alemania y los países "core" de la zona euro los que no quieren liberar el rescate. Por eso, el único acierto del FMI ha sido señalar a Merkel con el dedo, porque es quien está realizando una enmienda a la totalidad de los últimos acuerdos a los que se ha llegado en Europa y que constituían, no para los ciudadanos, pero sí para los mercados, un gran avance. 

Las escenas que ayer se vieron en Atenas alimentan esta sensación. El viaje de Angela Merkel a Grecia era una mera provocación, porque sólo le sirvió para transmitir la misma idea: hay que seguir con las medidas de austeridad. El pueblo no se podía tomar la visita de otra manera y salió a las calles para protestar contra los recortes draconianos que llevan padeciendo desde hace más de dos años y que, lejos de sacarles del hoyo, les hacen hundirse todavía más en él. Merkel, por fin, lo reconoció, y a la cara de sus víctimas: tardarán (tardaremos) en salir de este atolladero.

El pueblo alemán, que dentro de poco menos de un año tendrá que decir si reelige a Merkel o prefiere votar socialdemócrata, o incluso a Die Linke, pudo interpretar las imágenes que les llegaban de Grecia en un sentido muy peligroso. "Fíjate qué desagradecidos: despilfarran, les damos dinero, les perdonamos parte de la deuda, y montan una batalla campal como protesta", pudo pensar cualquier alemán medio.

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Ideologías cegadoras

No tenemos claro si España tiene otra alternativa a la petición del rescate, aunque cada vez son más las voces que plantean que sí que las hay, como este artículo que ayer publicaba "The Guardian"href="http://www.guardian.co.uk/commentisfree/2012/oct/09/unjust-debt-heart-inequality-jubilee?CMP=twt_gu">. Pero Alemania y el resto de países acreedores sí tienen una salida más fácil, con muchas menos complicaciones y que contaría con mucho más apoyo de sus ciudadanos, que consiste en dejar de "ayudar" a los países del sur y recapitalizar a sus bancos con recursos propios para cubrir los agujeros que les dejarían España, Portugal y Grecia en caso de que finalmente se haga imposible el pago de sus deudas. La sensación de que estos tres países, sobre todo España y Grecia, son un pozo sin fondo ha calado. Y quizás con razón. La realidad es dinámica y con una recesión de la que no se ve el fin los problemas de los bancos irán a más y también los de las empresas.

Las recetas para salir de la crisis son contraproducentes y no hay visos de que vayan a cambiar. Hollande ha fracasado y la locomotora alemana sigue funcionando, contradiciendo a quienes esperaban que, con su enfriamiento, el Gobierno germano promocionaría políticas de crecimiento. La ideología les ciega. Pueden decir que a quienes pedimos políticas contrarias a las que ahora se están aplicando nos ocurre lo mismo. Pero hay que olvidarse de las ideas y pensar en las vidas concretas de las personas. El objetivo de la política debe ser ahora reducir su sufrimiento. Algo que parece que está haciendo el presidente de la Reserva Federal norteamericana, el republicano Ben Bernanke.

En 2010 nos acordábamos de la frase del filósofo italiano Antonio Gramsci: "El viejo mundo se muere. El nuevo tarda en aparecer. Y en ese claroscuro surgen los monstruos". Nunca hubiéramos imaginado que esos monstruos fueran tan fieros y tan peligrosos.

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