El oro desciende sin rumbo fijo
La cotización del oro, encajada en su fase lateral durante los últimos quince días, ha pasado de intentar superar la[…]
La cotización del oro, encajada en su fase lateral durante los últimos quince días, ha pasado de intentar superar la resistencia de los 1.220 a probar la validez del soporte en los 1.180 dólares. La particularidad del último descenso hacia el soporte radica en que, a diferencia de lo que ha ocurrido en el último medio año, la rebaja de precio no ha sido motivada por la apreciación del billete verde americano en los mercados de divisas, si no que el dólar también ha flaqueado.
La caída del oro desde el día 28 de abril ha dejado en tablas el rendimiento con el dólar como contrapartida pero, al estar acompañada de una reacción bajista del dólar, también ha mermado la rentabilidad contra el euro y otras divisas.
El panorama que deja el gráfico del oro es de dos referencias importante para el medio plazo, con resistencia en los 1.220/1.225 y soporte en los 1.140/1.145 dólares, y otras dos para el corto plazo, con los 1.180 como soporte y coincidente en la resistencia en los 1.220 dólares. Lo que es lo mismo que decir que nos encontramos ante un lateral de corto plazo, en el intervalo 1.180-1.220, instalado en la parte superior de otro de mayor rango.
Fase iniciada en 2013
La transcendencia sobre cómo resuelva el oro esta fase lateral más estrecha, queda de manifiesto en el gráfico, no solo porque el rango esté inscrito en la parte central de la fase lateral bajista de largo plazo arrancada en 2013, también porque el desarrollo de los últimos meses fluctúa sobre la directriz alcista principal de largo plazo. Los operadores en oro en el intradía o a un puñado de sesiones pueden probar suerte en ambos sentidos, pero las operaciones con el horizonte del corto plazo de unas semanas o unos pocos meses, con fines alcistas tendrían su primera señal de compra en la superación de los 1.220 dólares, con fines bajistas encontrarían en la pérdida de los 1.180 su primera oportunidad de especulación.
Si el oro supera los 1.220 dólares por onza, el camino quedaría abierto a la posibilidad de ataque a los 1.300 dólares, cuya importancia incumbe al largo plazo. Un descenso del precio del metal amarillo por debajo de los 1.180, sería el preludio de un test al soporte en 1.150 y, probablemente, sería definitivo para agregar otro tramo de descenso hacia cambios cercanos a los 1.000 dólares por onza.
Todo ello en el marco de la lucha entre divisas, que la política económica dictada por la Reserva Federal estadounidense favorece hacia una fortaleza de su moneda, frente a las políticas de expansión monetaria que tiene en marcha el BCE y que tienden a debilitar el valor del euro en los mercados.
Con la balanza entre el dólar y el euro inclinada hacia el otro lado del Atlántico, no está claro que los descensos en la cotización del oro permitan la compra a mejores precios para los inversores europeos, lo que añade un obstáculo a tener en cuenta si hay intención de buscar un beneficio en la especulación bajista.