El riesgo turco complica la rentrée
Lo mejor que le ha podido pasar a ahorradores/inversores es haber vivido un verano muy intenso que les haya permitido[…]
Lo mejor que le ha podido pasar a
ahorradores/inversores es haber vivido un verano muy intenso que les haya
permitido ser ajenos a aquellos acontecimientos que han afectado de manera
directa a los mercados. Lo que ocurre es que la realidad no se puede ignorar
mucho tiempo y a la vuelta de las vacaciones es necesario asumir tales
acontecimientos y obrar en consecuencia.
Sin duda, lo más inquietante de todo lo
acontecido ha sido la crisis turca, agravada por el enfrentamiento de Trump con
Erdogan. Dispuesto a subvertir el orden establecido y creado a lo largo de
medio siglo de política diplomática, Donald Trump ha asestado un duro golpe a
su aliado turco aplicando duras medidas proteccionistas de suerte que, de
carambola, puede también hacer un gravísimo daño a buena parte de los países europeos
a los que ha dejado de considerar amigos y algunos países emergentes. Está por
ver que esta política sea coherente con
lo del "First América", pero no cabe ninguna duda de que puede
asestar un duro golpe a las economia de este lado del Atlántico. La torpeza del
presidente turco y sus medidas económicas adoptadas contribuyen también a crear
una tormenta perfecta en una economía globalizada y con una estabilidad económica
cogida con alfileres en algunos países. Tal panorama no augura nada positivo
para ahorradores e inversores que ven cómo los mercados de renta variable temen
un retraimiento de la actividad económica y los mercados de renta fija sufren
la amenaza de una grave crisis en la deuda turca que tendría un efecto dominó
en algunos países europeos. Y en medio de todo ello, las monedas de una serie
de países emergentes pierden valor y nos recuerdan episodios de la más reciente
historia económica nada confortables.
Toca, por tanto, bajar las posiciones de
riesgo por mucho que no sea fácil encontrar alternativas. No olvidemos que nos
encontramos en un escenario donde puede considerarse un buen objetivo no perder
dinero y mantener el patrimonio financiero. Dejemos la obtención de rentabilidad para otros momentos.