¿Es bueno o malo estar en manos de Draghi?
"¡Estamos en manos de Draghi!". Repiten en las últimas horas políticos y analistas económicos, esperando del presidente del Banco Central[…]
"¡Estamos en manos de Draghi!". Repiten en las últimas horas políticos y analistas económicos, esperando del presidente del Banco Central Europeo (BCE) un gesto de autoridad e independencia respecto a Alemania en la reunión del jueves por parte de esta institución. Se trataría de que, tal y como señaló en la rueda de prensa tras la reunión del mes pasado, Draghi anunciara el jueves la compra de deuda soberana de países con problemas, justificando tal decisión por mera política monetaria. Tal decisión concitaría, sin duda, el malestar de prácticamente todas las instituciones alemanas, que en su mayoría están pendientes de la resolución que adopte el próximo día 12 el Tribunal Constitucional sobre el fondo de rescate financiero de la zona euro. Si, tal y como se espera el Tribunal se muestra positivo respecto al fondo, es más que probable que la presión sobre Draghi y cualquier decisión que el BCE pueda adoptar en apoyo de España e Italia, disminuya. Pero, entre el día 6 y el día 12, Draghi debe gestionar la situación para que la oposición frontal de Alemania no llegue a limitar los efectos en el mercado de una eventual compra de deuda soberana de España e Italia.
No se puede romper con Alemania
Hasta ahora, la oposición del Busdesbank tiene argumentos bien conocidos: teme que una compra de bonos del estado de los países con problemas suponga alimentar la inflación, aliviar la presión sobre los gobiernos que mas gastan y corroer la independencia del Banco Central Europeo.
Pese a sus primeras decisiones y a la compra se Deuda hace un año por parte del BCE, Draghi es muy consciente de que no puede adoptar medidas que le enfrenten totalmente con el Bundesbank. Sabe que es necesario socorrer a Italia y España, que están soportando primas de riesgo injustificadas, pero no al precio de poner en riesgo la unidad europea con una Francia que debería estar jugando otro papel a la vista de las propuestas electorales de Hollande, pero que nada entre dos aguas, bien amarrado al barco germano para no terminar en el fondo, si se produjera la gran tormenta.
El secreto está en la condicionalidad
Draghi, en el caso de anunciar la compra de deuda pública de países con problemas, va a acompañar, sin duda, tal medida con otras que pretendan una cierta complicidad con el Bundesbank. El secreto está en las medidas que Draghi obligará adoptar a los países que quieren beneficiarse de la compra de Deuda soberana por parte del BCE y que puede significar una nueva batería de imposiciones para reducir los gastos, que en el caso de España podrían afectar de manera muy directa a uno de sus tres grandes problemas: el déficit de las comunidades autónomas.
Draghi lo advirtió hace un mes, por mas que ahora sólo quieran recordarse las palabras que se referían a la posibilidad de compra de Deuda. Habló de condiciones y cuando Draghi ha hablado de condiciones a la hora de beneficiarse de decisiones del BCE, lo ha hecho en un perfecto alemán y en plena sintonía con sus colegas del Bundesbank.
El Bundesbank, ante lo inevitable
Así las cosas, podría concluirse que el Bundesbank, consciente de que la semana que viene el Tribunal Supremo dará un impulso al fondo de ayuda europea (lo contrario sería una catástrofe para el euro), está utilizando estos últimos días toda su artillería para lograr que las inevitable medidas que hayan de adoptarse traten, al menos, de comprometer a los países en dificultades con una serie de condiciones que, si fueran incumplidas, supondrían la retirada de tales ayudas. Y esa artillería tiene como objetivo estos días al BCE.
Largo y duro camino el que queda a los países en dificultades, con el apoyo de Draghi o sin él.