Es malo que la banca sea protagonista
Resultados, Italia, Bankia: sin duda, la semana ha tenido al sector bancario como protagonista, lo que suele significar una gran[…]
Resultados, Italia, Bankia: sin duda, la semana ha tenido al sector bancario como protagonista, lo que suele significar una gran volatilidad en el caso de la Bolsa española, tan dependiente de la evolución de este tipo de valores. Los resultados de los grandes bancos españoles aparecidos esta semana ponen de manifiesto que el negocio bancario no es el más apropiado para los momentos que vivimos en nuestro país. Con los tipos de interés por los suelos y una actividad económica todavía lánguida, con más de un 20 por ciento de parados, las entidades financieras no tienen demanda de activos y, al tiempo, su margen financiero apenas les da para cubrir gastos. Al menos en España se ha hecho una profunda reestructuración del sector financiero y se han capitalizado las entidades de acuerdo con el riesgo que tienen contraído, algo que no pueden decir en Italia.
Italia ha asumido, por fín, el saneamiento de sus entidades financieras y, como suele ocurrir cuando algo se toca del mundo bancario, las bolsas europeas han dado muestras de una gran inquietud. Tal vez temen que el virus italiano se traslade a otros países y se esté gestando una crisis en el sector de medio calado. La cuestión ahora es saber si la fórmula con la que Italia ha encarado la crisis de sus bancos es suficiente para colocarlos en un estado de solvencia. De otra parte, la luz roja se ha instalado sobre la banca portuguesa que podría ser la siguiente protagonista de este serial financiero.
España vuelve a dar inéditas soluciones a sus problema. El Tribunal Supremo ha ordenado que se devuelva el dinero a los pequeños accionistas -y sólo a los pequeños accionistas- que acudieron a la OPV de Bankia. Respecto a las grandes empresas e instituciones financieras que adquirieron acciones, el Supremo considera que contaban con suficientes conocimientos para saber donde se metían. Tal vez contaban con conocimientos, pero no con suficientes argumentos para eludir la presión de la que fueron objeto. Enero empezó mal para las cartera de inversión, pero no termina mejor.