Estados Unidos, sensible deceleración

La Fed ha dado a entender que está dispuesta a tomar todas las medidas que resulten necesarias

Esta vez, los signos son inequívocos. La actividad se ha decelerado sensiblemente en los dos últimos meses en casi todos los sectores de actividad. La moderación de la demanda interna, la deceleración del crecimiento mundial y la situación europea (¡señalada por el propio Barak Obama!) han acabado por dar cuenta del dinamismo del que hacía gala la economía americana desde el otoño pasado. En junio, el ISM cayó a su nivel más bajo en tres años, por debajo de la barrera de 50 que delimita crecimiento y contracción de la actividad. El mismo índice correspondiente a la actividad de servicios se ha mantenido a un nivel que denota expansión del sector principal de la economía americana, aunque también retrocede, reflejando la pérdida de potencia generalizada de la actividad. La suma de estos dos indicadores (habida cuenta del peso respectivo de cada sector en el PIB) sugiere que en adelante el crecimiento será muy levemente positivo en Estados Unidos. Este índice compuesto se sitúa hoy incluso por debajo de la mínima del verano de 2011, momento que ya se caracterizó por fuertes preocupaciones respecto al crecimiento.

Las últimas semanas, la bajada de un índice preliminar de confianza de los consumidores en julio, a su nivel más bajo desde principios de año, y del índice de confianza de las pequeñas y medianas empresas en junio (en su mínima desde octubre pasado) han confirmado esta deceleración. Este último movimiento, que resulta lógico a la luz de la evolución de los demás índices de actividad, no deja de ser preocupante de cara al mercado laboral. En efecto, el grueso de la creación de empleo en Estados Unidos, como en la mayor parte de las economías, procede del tejido de pequeñas y medianas empresas. La creación de empleo de las grandes empresas, en cambio, es simbólica en comparación con la población activa total.

Por lo tanto, para valorar la evolución del empleo, es mucho más importante considerar la confianza de las PYMES que los grandes índices nacionales, sesgados hacia los grandes grupos. Y de hecho, el debilitamiento reciente del índice NFIB de confianza de las PYMES, es acorde con la moderación de la creación de empleo observada este verano. Desde abril, el número de empleos creados al mes oscila en torno a 75.000, después de haber fluctuado en torno a una media de 200.000 durante los siete meses anteriores. A consecuencia de ello ya no se reduce la tasa de desempleo, que se ha estabilizado en el 8,2%. Habida cuenta de esta pérdida de velocidad primaveral, la hipótesis de un buen aguante relativo del crecimiento americano hasta final de año, antes de abordar el tema del ajuste presupuestario, pierde verosimilitud. Y vuelve a estar de actualidad la posibilidad de que la política monetaria dé un nuevo empujón, sobre todo ahora que la inflación se frena sensiblemente con el repliegue de los precios de la energía.

De momento, la Fed ha dado a entender que está dispuesta a tomar todas las medidas que resulten necesarias en función de las circunstancias. En un momento en que escasean las "municiones" después de haber bajado los tipos a cero, lanzado dos programas de flexibilización cuantitativa y una Operación Twist prolongada, la Fed parece contenerse, para asestar el golpe en el momento en que pueda resultar más decisivo. Y si el deterioro de la coyuntura continúa al mismo ritmo que en los dos últimos meses, seguramente no tardará mucho en darse la circunstancia.

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