¿Estáis todos en la misma página?
Para un segundo dentro de tu rutina y piensa. Mira a tu equipo. ¿Estáis todos en el mismo punto, ¿conocen[…]
Para un segundo dentro de tu rutina y piensa. Mira a tu equipo. ¿Estáis todos en el mismo punto, ¿conocen todos la estrategia a seguir? Solo conseguirás alinear a tu equipo con la estrategia si ésta es contundente, diferencial, sobresaliente. Si es así, tienes un centro de gravedad. Si es vulgar, se les olvidará pronto.
Necesitas una inmensa ayuda de tu equipo para mantener la consistencia. Si quieres tener éxito, tu estrategia debe ser compartida por todos. Conseguirlo no va a ser fácil.
El primer paso es que sean y se sientan partícipes en su creación y desarrollo, deben sentirse incluidos. Las personas tienden a resistirse a ejecutar lo que se les encomienda y tienden a apoyar aquello que han ayudado a crear. Tienes que garantizar que todos estéis en la misma página de la historia de tu empresa.
La estrategia no la puedes imponer. La tienes que implementar escuchando y persuadiendo, no diciendo y exigiendo. La gente no cambia hasta que no se mueve su corazón. Como consecuencia, tu liderazgo ha de ser de influencia, no de poder. Abre una discusión con tu equipo para ayudar a que se alineen con la visión.
Aunque tú creas tener las ideas claras, no vayas a ellos con la solución. Muestra la situación, comparte los datos y pregunta: ¿Qué hacemos? Te sorprenderá la calidad y riqueza de sus planteamientos y te ayudará a perfilar una estrategia mejorada.
No impongas tus ideas. Has de estar abierto a su influencia y a perfilar tus ideas con sus aportaciones, ellos deben ver que es así. El alineamiento de las organizaciones no sucede en la cúspide, sino en las conversaciones, uno a uno, con los empleados.
En las empresas existe una curiosa fuerza gravitacional que hace a la gente sentirse excluida. Tus empleados están constantemente intentando averiguar si tú estás tan involucrado en la relación con ellos como ellos están contigo, y si piensan que no lo estás, se desconectarán de tus objetivos.
El primer paso es ganar el soporte de los directivos relevantes y líderes. Ellos te ayudarán a difundir la visión y la estrategia.
Has de aceptar de antemano que no todos comprarán tu visión, algunos se resistirán y se irán, a otros les tendrás que invitar a marcharse. Fomenta el debate con tu equipo, no seas autoritario. Estate abierto a la discusión. Una de las cosas que más limitan nuestro aprendizaje es creer que ya sabemos algo. Da igual como sea tu plan de inteligente si tu equipo no lo compra y lo ejecuta como propio.
El trabajo de un líder es alinear a su equipo, es dar forma y reforzar la cultura. Puedes intentar cambiar su pensamiento y confiar que eso les lleve a un cambio de conducta, o puedes cambiar su comportamiento y confiar en que eso les lleve a un nuevo tipo de pensamiento. Lo último es más efectivo.El mayor enemigo de los beneficios es la desalineación en la organización. Las compañías pierden muchos recursos mientras implementan estrategias diferentes y contradictorias que interfieren con las otras y minan la efectividad del todo.
Has de alinear todas las decisiones funcionales en tu empresa con las ventajas competitivas en las que te quieres diferenciar. Elige tres cosas que queréis hacer realmente bien en tu empresa. Escoge tres prioridades, si escoges diez es como escoger cero. Después de elegirlas, debes comunicar a toda la organización cuáles son.