Estrategias propias y ajenas
¿Cuáles son los riesgos a los que se enfrentan los bancos europeos? Tecnológicos, incertidumbre política y regulatoria, activos improductivos y[…]
¿Cuáles son los riesgos a los que se enfrentan los bancos europeos? Tecnológicos, incertidumbre política y regulatoria, activos improductivos y bajos márgenes que limitan la recuperación de la rentabilidad. ¿Cómo combatir estos riesgos? Los bancos han de buscar fórmulas alternativas para impulsar la rentabilidad, ya que la política monetaria actual afecta a toda la estructura de la curva de tipos de interés. Además, les queda compaginar el continuo ajuste del balance con el aumento de la eficiencia vía costes y de la productividad a través de nuevos servicios financieros de mayor valor añadido. La digitalización es una ayuda, aunque quizás sea necesario cambiar el modelo de negocio en vez de incorporar los avances digitales al modelo anterior.
¿Dónde queda la consolidación de los bancos en este debate? Llevamos hablando mucho tiempo de las fusiones de bancos en Europa como un proceso natural derivado de una supervisión y resolución únicas. Pero esto no solo no se ha producido todavía, sino que, al contrario, se ha generado una fragmentación del riesgo bancario y hasta la renacionalización del sector en algunos países. ¿Cómo entenderlo? La respuesta puede ser que la unión bancaria aún no se ha completado. ¿Entonces, contar con un fondo único de garantía de depósitos sería la solución para la integración bancaria europea? No está claro. La unión del mercado de capitales, unas reglas claras y únicas (por ejemplo, a nivel macroprudencial y de resolución) y la recuperación de la liquidez en el mercado interbancario europeo serían también necesarias para facilitar una unión bancaria plena. Con todas estas condiciones, la consolidación bancaria sí sería un proceso natural más o menos rápido.
La Comisión Europea anunció la semana pasada una estrategia consensuada con el Parlamento para impulsar el mercado de capitales europeo, reviviendo el mercado de titulizaciones. No dijo que se debe acompañar de medidas que favorezcan un aumento de la inversión financiera también a escala europea, algo vital para su éxito. Por ejemplo, un mercado europeo inversor para los fondos de pensiones. La política monetaria expansiva llevada al límite ha permitido un escenario de estabilidad financiera como norma, aunque a costa de que buena parte de la negociación del mercado financiero pase de forma directa o indirecta por el balance del BCE. Nuestro banco central ha facilitado con sus decisiones la caída de las primas de riesgo y ha corregido la fragmentación de la financiación soberana. Pero ha distorsionado la formación de precios en el mercado y afectado de forma clara a su funcionamiento. No es extraño que se hable de respiración asistida en la negociación de muchos activos financieros. La normalización del funcionamiento del mercado es una prioridad detrás de la normalización monetaria. No es fácil hablar del futuro de los bancos cuando hasta su presente está condicionado por factores exógenos tan relevantes.
Tenemos una unión bancaria de derecho, pero no de hecho. La Comisión Europea se fijó la semana pasada el objetivo de crear un tesoro europeo antes de 2025. Con matices y claras limitaciones a la hora de mutualizar el riesgo fiscal, pero imprescindible para poder hablar de una unión monetaria eficiente. Lo fundamental no es ir sorteando los baches, sino tener un camino a seguir. Y fijar una estrategia a medio y largo plazo es sin duda encomiable. La estrategia de los bancos europeos para el futuro pasa necesariamente por conocer la estrategia de sus autoridades, tanto políticas como del BCE. Aunque tampoco se trata de esperar acontecimientos. La digitalización, por ejemplo, quizás no sea solo una prioridad ante la demanda de los clientes de nuevos servicios digitales. Muchas entidades ven la digitalización como una revolución en su forma de gestionar y proporcionar los servicios y productos que su cliente demanda. Porque es él quien marca el camino. Otros consideran que la digitalización no es tanto una disrupción como una adaptación del negocio tradicional. El tiempo dirá quién tiene la razón. En cualquier caso, los bancos necesitan invertir en tecnología en el actual entorno de baja rentabilidad y elevado coste de capital a pesar de que la rentabilidad potencial de esta inversión no está asegurada. La consolidación del sector puede ser la variable que facilite todo este proceso.