Europa preocupada por la banca

Que los bancos han estado y están en el punto de mira, no es algo que nos sorprenda, pero que después de salir de una gran crisis e ir recuperando la confianza dentro de un sector que ha acometido diferentes medidas regulatorias y restructuraciones dentro del ramo se vuelva a generar una gran incertidumbre en el mismo

Que los bancos han estado y están en el punto de mira, no es algo que nos sorprenda, pero que después de salir de una gran crisis e ir recuperando la confianza dentro de un sector que ha acometido diferentes medidas regulatorias y restructuraciones dentro del ramo se vuelva a generar una gran incertidumbre en el mismo, es algo que hay que destacar, pues de no solventarse de manera rápida podría detonar de nuevo en un grave problema.

El gran problema que padecen particularmente los bancos europeos son los préstamos. Actualmente la cuantía de préstamos morosos asciende a 1.17 billones de euros, provocando éste una reducción sustancial de los balances contables de los bancos. Este hecho dificulta el flujo de prestación de dinero, que genera unos menores rendimientos al perjudicar el negocio principal de las entidades bancarias. 

El BCE está presionando para que los prestamistas vendan o finiquiten el crédito vencido y comiencen a reactivar el crédito. El problema es bastante importante en los países que se vieron más afectados por la gran crisis de la deuda soberana. Con un país como Grecia lejos todavía de salir de su plan de rescate, sigue siendo el que mayor cuantía de morosos tiene en porcentaje, seguido por Italia con una mayor cuantía monetaria en términos absolutos que es incobrable.

La situación más delicada es la de los bancos italianos los cuales han fijado unos objetivos para reducir sus malos niveles de crédito, vendiendo carteras o liquidando préstamos. Intesa Sanpaolo SpA hace ya dos años que aceleró la reducción de los créditos vencidos. Esta línea es la que parece estar tomando los bancos italianos que probablemente mejoren durante este año. 

La fase de acumulación se produjo en Italia cuando el país transalpino no tuvo crecimiento económico. El sistema legal del país favorece que los prestamistas tarden más en liquidar las garantías, por lo que Italia se ha visto obligada a revisar las leyes de bancarrota para tener una mayor eficiencia y rapidez en los procesos. Lo cierto es que los nuevos préstamos que se están gestionando en Italia están disminuyendo en el concepto de impagable, pero siguen siendo superiores a los vistos antes de la crisis financiera. El punto positivo para la economía italiana es la sustancial mejora del mercado inmobiliario que está ayudando a reducir riesgos dentro del sector financiero. Por lo que la morosidad debería seguir cayendo.

Por lo general los bancos europeos han reducido sus préstamos morosos en más de 280.000 millones de euros desde el final de la crisis financiera. Pero la deuda incobrable sigue siendo un grave problema. Para el BCE es fundamental que el préstamo siga fluyendo, pero es difícil una reactivación semejante a un flujo precrisis.

Según el último informe de estabilidad financiera por parte del banco central, los indicadores clave de vulnerabilidad para los prestamistas deberían seguir disminuyendo en los próximos trimestres, lo que produce un halo de optimismo a ese punto clave para el sector bancario y determinante para el devenir económico.

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