Expresionismo abstracto «made in USA»: los Rolling Stones del arte

En noviembre de 1950 Nina Leen fotografió a un grupo de artistas que protestaban contra la visión de la pintura[…]

En noviembre de 1950 Nina Leen fotografió a un grupo de artistas que protestaban contra la visión de la pintura americana contemporánea que había tenido hasta entonces el Metropolitan de Nueva York. Eran «Los Irascibles». En aquella instantánea, publicada en «Life» en enero de 1951, aparecían creadores como Jackson Pollock, Mark Rothko, Willem de Kooning, Clyfford Still, Robert Motherwell, Adolph Gottlieb y Barnett Newman, entre otros. Todos ellos forman parte de uno de los movimientos clave del arte del siglo XX: el llamado expresionismo abstracto, que nació como contestación al cubismo y el surrealismo en los duros años de la posguerra. Algunos de ellos se hallan entre los más cotizados del mercado. Son escasísimas las exposiciones celebradas en torno a este grupo, pues sus monumentales obras no se suelen prestar y, de hacerlo, los seguros alcanzan cifras astronómicas y son inasumibles. De ahí que sea un acontecimiento de primer orden la exposición que hoy abre sus puertas en el Guggenheim de Bilbao, tras su paso por la Royal Academy de Londres. Patrocinada por la Fundación BBVA, reúne más de 130 obras.

«Mural» (1943), de Jackson Pollock, una obra emblemática
«Mural» (1943), de Jackson Pollock, una obra emblemática- EFE

Aquel grupo, que nació en torno a 1940 en Nueva York, tardó mucho en calar en la sociedad ?el MoMA expuso en 1953 la muestra «Doce pintores y escultores americanos modernos»?, pero acabó teniendo una influencia enorme en la cultura contemporánea: el rock, la moda, el cine... Pollock y Rothko son auténticas estrellas mediáticas, que protagonizan libros, películas, obras de teatro... Llamada, erróneamente, Escuela de Nueva York (la mayoría no son de allí), no contó con un manifiesto fundacional. Lo más parecido a ello fue una carta escrita por Rothko y Gottlieb y enviada al «New York Times», en la que se mostraban «a favor de la expresión simple del pensamiento complejo». En todos ellos, bajo esa pintura gestual y de acción y sus grandes manchas de color, se oculta una intensa complejidad intelectual y emocional. Según David Anfam, uno de los comisarios de la muestra, junto a Edith Devaney y Lucía Agirre, en sus creaciones «el contenido estaba por encima del estilo; el mensaje, por encima del medio». «La pintura abstracta se enfrenta a ti», decía Pollock.

Dos obras de Willem de Kooning, en las salas del Guggenheim de Bilbao
Dos obras de Willem de Kooning, en las salas del Guggenheim de Bilbao- REUTERS

Tragedia y fatalidad

Si hay algo que unió a este grupo poco uniforme fue la tragedia y la fatalidad que marcan sus desgarradoras biografías, plagadas de dramas (incendios, enfermedades y muertes prematuras): sus orígenes humildes, su desarraigo (muchos emigraron a EE.UU., como el armenio Gorky, el ruso Rothko, el holandés De Kooning), apenas vendían sus obras, abusaban del alcohol y las drogas... Gorky se ahorcó en 1948. Pollock acabó estampando su coche en una carretera de Springs (sobrevivió su amante, Ruth Kligman, que después sería amante de De Kooning). Rothko no superó la depresión y se suicidó en su estudio.

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Cada uno de estos rebeldes tenía su propia causa: la exploración del erotismo femenino de De Kooning, la sublime y colorista espiritualidad de Rothko, las arquitecturas poéticas de Franz Kline, la violenta rebeldía de Pollock, quien a partir de 1947 comenzó a poner los lienzos en el suelo y a salpicar sobre ellos goterones de pigmento (el llamado dripping). Hans Namuth lo documentó en unas fotografías. Uno de los aciertos de la exposición son sus salas (casi) monográficas: espléndidas, las de Pollock, De Kooning, Rothko (una impresionante «capilla» con 8 lienzos) y Clyfford Still (con 9 importantes préstamos del Museo Still de Denver, que atesora casi todo su legado). Eso sí, la intensidad decae en la parte final de la exposición.

«Salut Tom», de Joan Mitchell
«Salut Tom», de Joan Mitchell- REUTERS

Pocas mujeres

En 1939 estos artistas debieron ver el «Guernica» de Picasso, primero en la galería Curt Valentin de Nueva York, y meses después en el MoMA. En 1943, Pollock pintaba un mural para el apartamento de Peggy Guggenheim en Manhattan, que supuso un hito, un punto de inflexión para el expresionismo abstracto. Frente a este inmenso mural cuelgan la contestación de Motherwell («Elegía a la República Española») y de la propia esposa de Pollock, Lee Krasner («El ojo es el primer círculo»). Son pocas las mujeres de este grupo (además de Krasner, Joan Mitchell, Helen Frankenthaler, Barbara Morgan), aunque curiosamente fueron dos mujeres galeristas las que alzaron a estos artistas a los altares (Peggy Guggenheim y Betty Parsons). El único escultor del grupo fue David Smith, cuyas «pinturas en tres dimensiones» están repartidas por toda la muestra. El expresionismo abstracto agoniza cuando irrumpen en escena el minimalismo y el pop art. Warhol destrona al rey Pollock.

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