¿Ha llegado a su fin la racha positiva de los valores tecnológicos?

¿Constituyen las recientes ventas masivas en el sector tecnológico una mera corrección tras un repunte poco justificado o nos encontramos ante una burbuja tecnológica?

Los valores tecnológicos y de redes sociales han experimentado un drástico repunte desde 2016, registrando unas rentabilidades espectaculares, especialmente después de que se celebrasen las elecciones presidenciales estadounidenses y de que la nueva política presupuestaria estadounidense provocase que los inversores trasladaran su atención hacia las empresas de elevado crecimiento. La euforia por estas compañías dio lugar a que los valores FAANG (Facebook, Amazon, Apple, Netflix y Google) llegasen a representar casi el 98% de la expansión del índice S&P 500 en el primer semestre de este año. Esta irracional ebullición fomentó unos ratios precio/beneficio (PER) históricamente elevados, nunca vistos desde que se produjese la burbuja de Internet, aunque los beneficios netos de algunos de estos valores estrella seguían situándose en números rojos y Facebook debía hacer frente a un riesgo normativo. Amazon y Netflix fueron algunas de las compañías que presentaban un PER superior a 80.

Los aranceles comerciales han cambiado considerablemente el estado de ánimo de los mercados. La predisposición al riesgo de los inversores se está disipando rápidamente en el complejo contexto de negociaciones entre EE. UU. y sus socios comerciales, incluidos China y Canadá, lo que ha desencadenado preocupaciones sobre las posibles consecuencias de esta situación para el crecimiento mundial, y parece que los mercados emergentes corren el mayor riesgo. El resultado ha sido una «huida hacia los títulos de calidad» que favorece a los mercados desarrollados y a las empresas más defensivas con unas valoraciones menos elevadas.

La tendencia de los inversores de buscar valores refugio para cobijarse se acentuó en octubre, cuando los mercados bursátiles mundiales cayeron. Además, la rotación sectorial prosiguió su curso en los mercados de renta variable tanto desarrollados como emergentes. Esta divergencia de comportamiento también se reflejó en los valores FAANG, dado que los títulos con valoraciones más elevadas cayeron de nuevo en picado: Amazon y Netflix perdieron alrededor del 20% de su valor en octubre. Muchos de los títulos tecnológicos que priorizaban los inversores perdieron más de un tercio de su capitalización bursátil, e incluso llegaron a producirse descensos más pronunciados (p. ej., Facebook: -38%, Nvidia: -48%, SNAP: -69%).

Así pues, cabe preguntarse si esta resaca tecnológica es una simple corrección o si estamos ante un episodio mucho más grave. En esta fase final del ciclo, los inversores han empezado a recurrir de nuevo a valores de elevada calidad a los que habían dado la espalda después de las elecciones estadounidenses a causa de su menor sensibilidad al ciclo económico, sus valoraciones en niveles normalizados y la mayor resistencia de sus negocios. Si los mercados vuelven a descontrolarse de nuevo, podríamos asistir a una aceleración de esta tendencia. No obstante, resulta complicado determinar si nos enfrentamos a una evolución más grave, si bien desde el punto de vista técnico queda claro que los valores tecnológicos se encuentran ahora en una fase bajista, tal y como reflejan especialmente los valores de redes sociales.

Por otro lado, podría decirse que, en términos históricos, las valoraciones siempre han revestido importancia, y los títulos con unos ratios PER elevados suelen protagonizar reversiones a la media independientemente del nivel de disrupción de sus negocios o su tasa de crecimiento. Esto es lo que ocurrió tras la burbuja de Internet con algunas empresas puntocom que presentaban unos PER de 80 a 100 o más, como AOL, que alcanzó una capitalización bursátil de 222.000 millones de dólares en el punto álgido de la euforia por las empresas de este segmento y finalmente fue adquirida por Verizon por 4.400 millones de dólares en 2015.

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