Hablando con las agencias de rating

El ejemplo de Irlanda y el acuerdo con el Banco Central Europeo para alargar la vida de la deuda en manos del Banco Central es un buen ejemplo.

Acabo de leer un interesante resumen sobre las principales preguntas (y respuestas) que le hacen a una de las tres principales agencias de rating. Grecia, Francia, Portugal, Chipre y España. Ya se pueden imaginar que las "preguntas y respuestas" se centran en la Crisis del Euro y sobre sus "protagonistas".

Por razones obvias, no puedo transcribir la nota, pero sí me parece interesante comentar alguna de las ideas que contiene. En general, no hay respuestas automáticas en las decisiones de rating o outlook. En el caso concreto de la petición de asistencia o rescate, depende de las características. Pero, además, el OMT ya se consideró, en su momento, que no suponía un riesgo de perder el nivel de inversión en el rating para los países que lo pidieran. No confundir con el rating antes y después de una reestructuración de la deuda, sea cual sea esta y a quién afecte.

El ejemplo de Irlanda y el acuerdo con el Banco Central Europeo para alargar la vida de la deuda en manos del Banco Central es un buen ejemplo, permitiendo una mejora del outlook de Irlanda al reducirse el riesgo de restructuración de la deuda en manos privadas ¿El acceso al mercado de financiación en abierto para un país rescatado garantiza una elevación del rating? Lamentablemente, este es un criterio de insolvencia. Pero, el proceso contrario no funciona: depende de factores económicos (mejora del crecimiento), disciplina fiscal y soporte político para llevar a cabo los ajustes.

En definitiva, la respuesta del rating es asimétrica, en línea con la máxima del mercado de que perder la confianza del mercado es fácil, pero volverla a recuperar es largo y costoso. El rating refleja la opinión de la agencia sobre las perspectivas del pago de la deuda. En este sentido, todo aquello que afecte de forma positiva o negativa es importante. Entre lo primero, ajustes estructurales y fiscales. Entre lo segundo, la parálisis del gobierno en cuestión por ponerlos encima de la mesa.

Entre los ajustes estructurales, todos aquellos que mejoren las perspectivas de crecimiento. Y aquellos que afecten a la competitividad son claves, incluyendo, naturalmente, una reforma del mercado de trabajo que sea eficiente. El saldo de la balanza comercial se ha convertido en un indicador de competitividad con las exportaciones, creciendo por debajo del comercio mundial.

¿Italia? Antes advertía de la importancia para las agencias del contexto político. Y en el caso de Italia, lo fundamental es valorar el 25 si la nueva configuración del gobierno puede reducir el momentum de reformas estructurales. Al final, el outlook negativo sobre la deuda del país puede reflejar todo esto: debilidad de la economía, riesgo derivado de la elevada deuda y el posible aplazamiento de medidas de ajuste para mejorar los dos apartados anteriores

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