Hablando de bancos
Ayudarlos a resolver sus problemas de apalancamiento, aumentar su capitalización y empujarlos para que financien la recuperación. ¿Están de acuerdo[…]
Ayudarlos a resolver sus problemas de apalancamiento, aumentar su capitalización y empujarlos para que financien la recuperación. ¿Están de acuerdo conmigo que esta ha sido la hoja de ruta durante la crisis seguida por las autoridades internacionales con respecto al sector financiero?. En Europa, además, con un objetivo adicional como es la integración europea. Mejor dicho, mejorar su regulación y supervisión en paralelo a la integración europea. Integración financiera lo hemos denominado, con un supervisor único y un mecanismo por fuerza también único de resolución de crisis. ¿Y un fondo único de garantía de depósitos? Esto es mucho más complejo, con algunos gobiernos advirtiendo que, sin un mayor proceso de saneamiento del sector, podría convertirse en un nuevo intento por mutualizar el riesgo en la zona.
¿Recuerdan que la integración financiera europea se defendió inicialmente con un objetivo prioritario de separar el riesgo financiero del soberano? ¡Con el dinero público nacional hemos topado!. Al menos la recuperación económica, menor y desigual, ha evitado preguntas embarazosas sobre la profundidad alcanzada por la integración financiera. ¿Y la elevada liquidez adicional que pone el BCE no es ya una forma de mutualización? En el caso de los LTROs y en el caso del QE. Sí, es también una forma de mutualizar el riesgo en la zona. Pero de forma limitada (sólo el 20 por ciento en la compra de activos en el mercado) y sobre todo con menor visibilidad, con menores costes a nivel político y social (y hasta legal). Además, es importante diferenciar entre los objetivos de política monetaria, las razones de fondo de las medidas expansivas, y el nuevo papel del BCE de supervisor único. Aunque admito que esto no es nada fácil.
Pero, lo cierto, es que la integración financiera obligada por la Unión Monetaria pasa también por la integración del sector. Tener bancos realmente europeos y no sólo grandes bancos nacionales con penetración europea. Y, además, debemos considerar las dificultades en que se puede desenvolver en el futuro el negocio bancario. Esto es lo que decía hace unos días el subgobernador del Banco de España: «En este entorno el negocio bancario se resiente por las dificultades para la reactivación del crédito, los modestos márgenes de intereses y los activos deteriorados que permanecen en los balances.....a lo anterior se añade la creciente exigencia regulatoria que, si bien deberá favorecer la estabilidad de la industria a medio plazo, en el corto aumenta la presión sobre la rentabilidad del negocio». ¿Su conclusión? Corrección del exceso de capacidad, con las autoridades esforzándose por hacer que este proceso sea ordenado. Lamentablemente, como decía antes, con las autoridades políticas aún demasiado determinantes.
Muchas entidades financieras internacionales (y especialmente europeas) han advertido de la dificultad que pueden tener en el futuro para asumir más riesgos en un entorno como el actual: demasiada incertidumbre y limitados en cierta medida por la mayor regulación a la que se refería el subgobernador del Banco de España. Además, hay un proceso silencioso pero contundente que se está produciendo en Europa. Me refiero al creciente peso de la financiación del mercado (mayorista) frente a los préstamos desde las entidades financieras. De nuevo es llamativo como las primeras medidas expansivas aplicadas por los bancos centrales para sostener el mercado financiero hayan acelerado en Europa la desintermediación crediticia. Sin duda positivo a medio plazo, dado el excesivo peso de la financiación bancaria previa a la crisis. Pero, con alto riesgo a corto plazo dada la mayor presión para la reestructuración del sector financiero europeo y las dudas que genera por la posibilidad de excesos mal gestionados por inversores institucionales no financieros. Sin duda mejor regulación y supervisión sobre el sector financiero; pero, poco paralelismo en el caso de la financiación mayorista o de mercado.