La actividad financiera está presionada por el Brexit
La salida de Gran Bretaña de un mercado único y de la unión aduanera de la Unión Europea es el objetivo perseguido por Theresa May.
La salida de Gran Bretaña de un mercado único y de la unión aduanera de la Unión Europea es el objetivo perseguido por Theresa May. Pero esto puede perjudicar y ya lo está haciendo a una ciudad como Londres y en particular a su centro financiero la City. El Brexit ya se ha dejado por el camino 1 billón de dólares en activos bancarios y 5.000 puestos de trabajo.
La guerra por el territorio financiero del Brexit entra en una nueva fase y la prolongación seis meses más al Brexit puede que haga la vida más fácil a la City de Londres, mientras se prepara para una nueva realidad regulatoria.
Los planes de la UE son bastante claros, establecer grandes restricciones regulatorias con su vecino, para proteger sus mercados. Medidas como forzar a las gestoras de fondos a operar las acciones de Reino Unido en suelo continental, son la antesala de todas las medidas que están por venir.
Rara vez los responsables de las formaciones políticas han mostrado tanto interés en romper los vínculos que conectan los mercados mundiales, incluso a riesgo de autolesionarse económicamente.
Los grandes bancos de inversión europeos siguen obteniendo rendimientos inferiores a los previstos; las acciones de Barclays Plc, UniCredit SpA, Societe Generale SA, Commerzbank AG y Deutsche Bank AG cotizan a menos de la mitad de su valor contable.
Los reguladores y los funcionarios, están entrando en una guerra financiera que ya se encuentra en una nueva fase. Los reguladores financieros de la zona euro se muestran reacios a permitir cualquier retroceso de las empresas financieras al trasladar sus operaciones de Londres a la UE antes de la escisión. Los informes indican que a los bancos no se les está dando más tiempo o más flexibilidad al respecto, a pesar del retraso de Brexit hasta el 31 de octubre.
La importancia sistémica de la infraestructura bancaria dentro de Reina Unido, es lo que le da poder a Gran Bretaña para poder tomar represalias si Bruselas llevara a cabo su amenaza de forzar el comercio de acciones en suelo de la UE.
Si esta situación se diera, los británicos tratarían de explotar el limbo legal actual en la presión por la "equivalencia" de sus empresas financieras. Se trata de una ley aprobada por el reglamento de Bruselas donde se permite un acceso transfronterizo limitado a la UE, siempre que las normas financieras se consideren suficientemente acordes con las de Europa. Aunque no es un parche para ser parte de la UE, la equivalencia ofrece algunas redes de seguridad valiosas. Por lo menos neutralizaría esa amenaza sobre dónde pueden negociarse las acciones del Reino Unido.
Los reguladores británicos han dejado claro que no quieren una carrera a la baja en la regulación después de Brexit, y sus reglas ya son idénticas a las de la UE. Pero quieren estar seguros de que la equivalencia no se retirará en un futuro. Los grupos de presión de las ciudades sin duda perseguirán este punto en los próximos meses, mientras tratan de conseguir que los Estados miembros empujen a Bruselas hacia la indulgencia regulatoria.
La UE no tiene planteado realizar concesiones sustanciales en su régimen de equivalencia cuando es tan importante para su capacidad de proteger su propio territorio financiero. La Comisión Europea ha elogiado la forma en que funciona actualmente la equivalencia y ha dicho que tiene la intención de aplicarla al pie de la letra. Con lo que Europa es la que pondrá las condiciones y no parece que haya cesión por su parte, jugándose lo que se juega.