La claudicación del inversor
La paciencia de los pequeños accionistas se ha tornado en pesimismo ante una recuperación que parece lejana en el horizonte
Santa paciencia la de los pequeños accionistas en España. Llevan asumiendo casi cuatro ejercicios de pérdidas en las cotizaciones bursátiles con un cierto espíritu optimista a la espera de una pronta recuperación. Sin embargo, tal recuperación parece muy lejana en el horizonte y ese espíritu se ha tornado irremediablemente en pesimismo en las últimas semanas. No les falta razón si comparan la evolución de las Bolsas europeas con la española: Entre el índice alemán Dax y el Ibex35- hay casi un 30 por ciento de diferencia. Y encima parece que estemos en deuda permanente con Angela Merkel.
Al tiempo los pequeños ahorradores e inversores, que han acudido este fin de semana a Bolsalia, han escuchado la misma canción de expertos y analistas: la marca España penaliza y da igual que haya valores españoles cuya facturación y resultados sólo dependan un 10 por ciento del mercado doméstico. Y lo que es peor: han debido aceptar que cualquier posibilidad de cambio de tendencia pasa inevitablemente por una recuperación de la economía española, que se antoja imposible a dos años vista.
Ante tal acumulación de datos y hechos negativos, el ahorrador e inversor español ha claudicado y perdido todo esperanza de rentabilizar su patrimonio. Sabe que su futuro económico depende, más que nunca, de un consenso político europeo que permita alargar en el tiempo las correcciones del gasto mientras se impulsa un poco la actividad económica. Mala cosa tal dependencia.