La EPA refleja la situación del mercado en 2018
Como suele ser habitual en la cuarta encuesta de población activa del año, tenemos luces y sombras en los datos de nuestro mercado de trabajo.
Como suele ser habitual en la cuarta encuesta de población activa del año, tenemos luces y sombras en los datos de nuestro mercado de trabajo. Por un lado, vemos que la inercia del mercado de trabajo sigue funcionando y la realidad ha sido más favorable de lo que esperábamos los analistas. En el último trimestre del año la bajada del paro ha sido del 0,6% y la ocupación aumentó en 36 mil personas. A pesar de las cifras positivas anuales, que después analizaremos, es evidente que la ralentización en la creación de empleo es una realidad que se va afianzando conforme pasan los meses. Como ejemplo, vemos que el paro en 2015 disminuyó en 678 mil personas, en 2016 en 541 mil, en 2017 se cerró con 471 mil y 2018 terminó con 462 mil parados menos.
De los datos publicados, y a modo de resumen del año 2018, los más destacados son que el paro ha cerrado el año con un 14,5% de la población (frente al 16,5 % que teníamos por estas mismas fechas el año pasado), el empleo ha crecido en 556 mil personas (la mejor cifra en 12 años) y el paro bajó, como decíamos anteriormente, en 462 mil personas, dejando la cifra de desempleados en 3,3 millones de personas registrando su sexto año de bajada consecutiva. Por último, y como dato principal, el número de ocupados aumentó hasta los 19,5 millones, su nivel más alto desde el año 2008.
Por sectores, como viene siendo habitual la mayor creación de empleo se generó en el sector servicios con más de la mitad de las contrataciones (428 mil). Igualmente las cifras han mejorado especialmente en la construcción que creó 136 mil, seguido de la agricultura con 4 mil y, por otro lado, la cruz de la moneda, nos lo ha dado la industria, perdiendo 3 mil puestos de trabajo.
A pesar de los datos esperanzadores de 2019, de acuerdo con los datos macroeconómicos que vamos recibiendo y según las expectativas que estos datos producen a futuro, se espera un año complicado en térmicos económicos y, por lo tanto para el empleo. No entraremos en recesión, pero si se dará una ralentización importante de la economía que tendrá un gran impacto en la creación de empleo.
Nos enfrentamos a un panorama económico con muchas incertidumbres que, a medio plazo, si no se toman las decisiones políticas adecuadas, nos pasarán factura. En los próximos meses, probablemente tendremos un espejismo gracias a las elecciones municipales y autonómicas que tendrán lugar el próximo mes de mayo. Estas elecciones harán que se cree más empleo de lo habitual en el sector público; a modo de ejemplo, en la EPA que estamos analizando, se crearon 43 mil empleos en el sector público, mientras que el sector privado, retrocedió en casi 7 mil empleados. Sin duda esto maquillará los datos de aquí a la Semana Santa.
A parte del periodo electoral, y de cara a las exportaciones y fundamentalmente al turismo, veremos el impacto que tiene en nuestra economía la prolongación de los plazos para el acuerdo con el Reino Unido sobre el Brexit, no olvidemos que durante el año 2018 nos visitaron unos 20 millones de británicos.
Además, todo parece indicar que este año el PIB crecerá un 2%, el consumo privado se rebajará en un 2% y el consumo público, después de las elecciones, está previsto que retroceda un 1,5%. De esta manera, la demanda nacional se rebajará hasta un 2%, bajando un 0,8 % la cifra registrada en 2018.
Además de lo anteriormente descrito, debemos considerar las siguientes variables: las recientes subidas de los costes sociales, que aumentarán de media los costes de contratación en un 10%; los beneficios empresariales se verán cercenados en 2019; las exportaciones (que fueron motor de crecimiento en años anteriores) se verán afectadas por el enfriamiento de la economía mundial, fruto de las guerras comerciales; y, para rematar el panorama, la incertidumbre que genera la subida del Salario Mínimo Interprofesional (que, de acuerdo con las estimaciones del Banco de España, podría suponer una pérdida de 10% de los empleos menos cualificados). Son demasiadas incógnitas en el horizonte y a modo de ejemplo de la incertidumbre descrita, vemos que el 31 de diciembre de 2018, con la entrada de todas estas medidas, se destruyeron 75 mil contratos más que el mismo día de 2017.
Desde luego, no es momento de jugárnosla con unos presupuestos poco realistas, como los presentados estos días. Si nada lo remedia, supondrán un retroceso económico, un mayor endeudamiento y un evidente parón en la creación de empleo.
Carlos Martínez, presidente de IMF Business School,