La Monarquía: el reto era (y vuelve a serlo) la concordia
Toulouse, 29 de marzo de 2006. El pañuelo de Francisco Folch no daba abasto para enjugarle las lágrimas. Este republicano[…]
Toulouse, 29 de marzo de 2006. El pañuelo de Francisco Folch no daba abasto para enjugarle las lágrimas. Este republicano de 90 años, capitán de Artillería y presidente de la Asociación de Excombatientes y Víctimas de Guerra de la República Española, llevaba 66 años en el exilio. Muerto Franco, no quiso volver a España porque temía ser tratado «como un rojo». Y ese hombre que había estado combatiendo «en la defensa de Barcelona» durante la Guerra Civil, ahora se emocionaba al ver en persona al Rey, a Don Juan Carlos, que había acudido a «la capital del exilio» republicano a reconocer a aquellos españoles. Desde fuera, podría parecer el mundo al revés, pero Folch tenía sus razones.