La renta variable interesante para el inversor
Son muchos los que se han aventurado a insinuar y exponer de una manera fundamentada el fin de la tendencia alcista que viene marcando la renta variable desde la gran crisis financiera.
Son muchos los que se han aventurado a insinuar y exponer de una manera fundamentada el fin de la tendencia alcista que viene marcando la renta variable desde la gran crisis financiera.
Una economía como la actual tremendamente dopada por la liquidez de manera artificial, lo sensato es pensar que la inundación de liquidez a la que han sometido los bancos centrales al sistema, provoque una alteración en una economía real, no preparada para digerir tan ingente liquidez que puede ahogar el sistema.
Lo cierto es que está liquidez podría causar un grave problema, pero lo cierto es que esta se está centralizando en inversiones, principalmente dentro de los mercados más rentables que únicamente en la actualidad son los mercados de renta variable.
El cambio de modelo económico ya se está produciendo y la normalización monetaria está llegando principalmente al otro lado del charco. Esta situación aún es lejana en el Viejo Continente que tiene aún tasas de inflación tremendamente bajas.
Dentro de la FED parece claro el mensaje y la disposición a reducir balance e incrementar tipos de interés, pero dicha situación no provocará en el corto plazo un trasvase de inversiones hacia la renta fija. La transición será progresiva y aunque nos encontremos ya en el ciclo alcista más prolongado en lo que conocemos de historia bursátil, nada parece vaticinar un final próximo a este positivismo.
El final del ciclo llegará, y hay diferentes motivos sólidos para pensar que este puede ser el más negativos de todos, pero cabe destacar que la actuación de los bancos centrales, siendo tremendamente agresiva, ha sido muy necesaria, pues por los logros conseguidos parece que acertada, -sobre todo en la economía norteamericana-.
El 2018 será un punto de inflexión clave para ver si la situación sigue prolongándose, ya que la coyuntura política dentro de la FED será clave. Por todos es sabido que Yellen termina su mandato en febrero y parece que éste será el fin del mismo, ya que las rencillas político-económicas entre la misma y Trump, parecen insalvables.
Si Trump pone al mando alguna de sus personas de confianza, parece difícil pensar que la propuesta de la FED, durante el próximo año, sea el alza de los tipos y sobre todo que la situación global favorezca el incremento de los mismos.
Esta situación favorecería de nuevo el interés de los inversores en activos rentables, siendo de nuevo el foco de atención la renta variable.
En conclusión la salida de Yellen de la FED podría provocar un nuevo impulso a la renta variable el próximo año y dar continuidad a las alzas históricas, que perdurarían en un ciclo expansivo mirado con lupa y acechando una posible gran recesión. Pero el momento en el que se iniciará es un desconcierto que no se solventará hasta que el mismo se produzca.