La vela
Esa llama que iluminó tu mesa de Nochebuena es, aunque no lo sepas, el símbolo de la mayor revolución espiritual[…]
Esa llama que iluminó tu mesa de Nochebuena es, aunque no lo sepas, el símbolo de la mayor revolución espiritual de la tierra. Quizá la encendieses sólo por tradición, por costumbre, por belleza, pero su luz es el emblema, la alegoría del tiempo de renovación de la conciencia. Si la Semana Santa es la fiesta del perdón, la Navidad es la de los afectos, la de la ternura, la de la concordia, la de la familia, la de la intimidad, la del humanismo, la de la inocencia. También la de la paz que representa el recién nacido cuya misión redentora evocas al prender la vela; una vez, hace poco más de un siglo, un villancico cantado en las trincheras fue capaz de detener por unas horas la ferocidad de la guerra. Tal vez para ti esta fecha ya sólo signifique la ocasión más o menos grata de una cena, pero en torno a ella gira la llave secreta de un misterio de esperanza encerrado en una promesa. Con toda la fuerza de una cultura, de una fe, de una historia, de una identidad moral, de una solera envuelta en el refinamiento de la leyenda.