Los OPVs, otro 'indicador' positivo
Comenzamos este primer mes del segundo trimestre con un telón de fondo macroeconómico, que ha permanecido estable a lo largo de todo el 2015.
Comenzamos este primer mes del segundo trimestre con un telón de fondo macroeconómico, que ha permanecido estable a lo largo de todo el 2015. Y con las diferentes economías centradas en sus principales problemas o actuaciones como ya vivimos en el pasado. Estados Unidos y, principalmente, la FED, a vueltas con su calendario de subidas de tipos de interés y planteándose como no presionar de manera deflacionista a una economía que no termina de arrancar, Japón continua volcando una cantidad de liquidez a su economía jamás antes vista, Reino Unido, muy pendiente de las elecciones que tienen lugar el próximo 7 de mayo, lo que le está provocando más inestabilidad de lo normal, ya que se prevé que sean unas de las elecciones más disputadas de la historia, y en Europa, prácticamente, iniciada nuestra propia QE.
Vemos como el haber actuado de una manera diferente a los demás, retrasando al máximo las políticas monetarias expansivas y realizando primero una reestructuración y modificación en muchos ámbitos económicos, puede darnos una mayor ventaja en lo que a mejora económica se refiere. El primer síntoma claro lo deberíamos valorar a finales del 2015 que, previsiblemente, según las estimaciones, estaremos ante una aumento de la inflación, consiguiendo iniciar una mejora del dato que más preocupa en términos globales y principalmente en Europa, donde aún nos situamos en deflación.
El último informe emitido por el FMI arroja luces y sombras sobre la economía mundial, valora de manera muy positiva la proyección de los países desarrollados, pero rebaja las perspectivas sobre los emergentes, lo que previsiblemente arrastre de manera negativa a las economías anteriormente comentadas.
En este escenario tan favorable para Europa, que parece centrar las alabanzas de los diferentes entes económicos, y también focaliza el interés del inversor, se está copiando o trasladando una "moda" muy habitual en la economía norteamericana en los últimos años las OPVs. Es algo que se traslada, no por plagio a dicha economí,a sino más bien se debería tener en cuenta como otro indicador positivo, ya que es un claro síntoma de que las empresas ven una recuperación económica, pues en ciclos de expansión y crecimiento es cuando este tipo de movimiento corporativos proliferan.
Son buenas opciones de inversión para los particulares, pero muy condicionadas por los institucionales. Teniendo en cuenta que las empresas, cotizadas o no, que realizan este tipo de movimientos, prefieren acudir siempre a los institucionales que les pueden proporcionar fuentes de liquidez de manera centralizada, generándose entre las dos partes un contrato con unas condiciones temporales y de precio sólo conocidas entre las partes. Normalmente las condiciones no son cortoplacistas para que no perjudiquen a la empresa emisora, temporalidad a la que acceden de la manera más común con una rebaja del precio para el comprador.
El inversor minorista debe tener en cuenta que existe siempre algún tipo de especulación en este tipo de movimientos, aunque las últimas OPVs hayan tenido un éxito muy importante no debemos caer en el error de que este tipo de movimientos son siempre un éxito garantizado. Los cuidadores velan por el interés del inversor minorista, pero el propio inversor debe ser el que tenga en cuenta el estudio y proyección de la compañía, valorando siempre de manera positiva que este tipo de movimientos, debido a que hay un interés general en que la operación salga bien.
Este tipo de movimientos en nuestra región debemos de tomarlo como otro punto positivo para sumar empuje de crecimiento en la zona euro, esto son buenas noticias puntuales geográficamente hablando, porque aún tenemos una desaceleración económica en términos globales.