Mejorar la rentabilidad de la banca
La rentabilidad es sinónimo de estabilidad. Seguir proporcionando el mejor servicio a sus clientes en un mundo cada vez más digitalizado pasa porque las empresas obtengan una rentabilidad adecuada que les permita invertir en las nuevas tecnologías.
La rentabilidad es sinónimo de estabilidad. Seguir proporcionando el mejor servicio a sus clientes en un mundo cada vez más digitalizado pasa porque las empresas obtengan una rentabilidad adecuada que les permita invertir en las nuevas tecnologías. También es imprescindible que la rentabilidad esperada supere al coste de obtener recursos desde los accionistas.
El gráfico anterior muestra la rentabilidad comparada esperada de los diferentes sectores económicos en Europa. Parece evidente que el sector financiero tiene como principal reto mejorar su rentabilidad en un mundo complicado donde los tipos de interés son nulos o negativos y bajo una regulación muy exigente. Para lograrlo a corto plazo solo queda la mejora económica y el continuo ajuste de los activos improductivos en su cartera. A medio plazo se trata de seguir mejorando su eficiencia, dentro de un círculo virtuoso con la transformación digital donde el cliente es el principal beneficiado.
El deterioro económico durante la crisis y el fuerte ajuste llevado a cabo por el sector cuyo mejor exponente han sido los bancos españoles, son los dos factores que explican el deterioro de la rentabilidad de los bancos europeos en la última década.
Mejorar la rentabilidad contribuye a reforzar la estabilidad a medio y largo plazo del sector y permite a las entidades avanzar en la transformación digital que demandan sus clientes como en su propia digitalización, todo ello con el fin de prestar los servicios y productos financieros que requieren las familias y empresas de la forma más eficiente posible.