No es chaparrón, es una buena tormenta
Semana a semana, durante el último trimestre, se suceden acontecimientos y se publican datos que muestran un aumento de las[…]
Semana a semana, durante el último
trimestre, se suceden acontecimientos y se publican datos que muestran un
aumento de las incertidumbres y una reducción de las perspectivas de
crecimiento económico. Los resultados del mes de octubre para
ahorradores/inversores, los peores desde aquel octubre de 2008, fueron la
constatación de que algo está cambiando para mal. El mes de noviembre se inició
con una ligera recuperación que las posteriores semanas se encargaron de volver
a poner en los mínimos de octubre. A pesar de todo, buena parte de los gestores
mantienen las carteras a sus clientes tratando de contradecir la tendencia del
mercado y basándose más en simples deseos que en datos reales. Esperan, por
ejemplo, que se produzcan medidas de estímulos si la situación sigue
deteriorándose y, en general, tildan de "ruido" lo que está ocurriendo en el
mercado con el argumento de que los beneficios empresariales se mantienen en un
nivel más que aceptable.
Pero, no ha sido ruido sino pérdidas
reales las sufridas en las carteras y, de otra parte, los argumentos que sirven
para contrarrestar el pesimismo que se adueña del mercado sólo vienen a
confirmar lo que se nos viene encima. En la reciente crisis comprobamos que los
beneficios empresariales se mantuvieron fuertes hasta el último momento, que
los restaurantes -como ocurre ahora- estuvieron llenos hasta iniciado el 2009 y
asistimos también entonces a la negación de lo evidente por parte de
responsables políticos y económicos. No volvamos a caer en lo mismo y asumamos,
sin dramatismo, que un chaparrón no es lo mismo que una buena tormenta.